Vinicio, el gilipollas

Era claro que no tenía la culpa ninguno de sus progenitores, pero Vinicio nació gilipollas. Ningún problema genético tenía el niño y, sin embargo, ya desde muy pequeño presentaba tendencias hacia los quehaceres ridículos y las ansias de llegar a ser Príncipe de Las Damas o, al menos, Conde de Las Chicas. Y asi discurrió su pubertad. Y llegó la juventud. Y el gilipollas de Vinicio siguió pensando en ser Príncipe de Las Damas o, al menos, Conde de Las Chicas.