confesiones

Resbala tu lengua por todo mi cuerpo, la ropa a trozos. Sudor y saliva. Las cortinas descolgadas, algunos muebles por el suelo.
Tu cuerpo sobre mi cuerpo. Mi cuerpo contra la pared y yo sin pedir tregua y tu sin piedad.
A media luz nuestras sombras nos persiguen, mientras nos apresuramos en tocarnos, en sentirnos, apretarnos.
Tu empujas, yo respiro. Tus labios en mi oreja mientras me susurras, dios sabe qué, con una voz ronca y templada.
Me derrito y tu lo notas. Me agarras, me sostienes, me intimidas.
Caemos exaustos al suelo, pero esto no ha acabado y lo sabes.
Te miro, me miras, y con una sonrisa en la cara te sujeto las manos. Ahora mi objetivo es tu cuello, tus hombros.
Llámale besos a los muerdos que te doy mientras tiritas. Apenas puedo inmovilizarte asi que me ayudo de la ropa a tiras que hay por el suelo y te ato. Eres todo mio, todo par mi.
Lo que antes era el cuello y los hombros, ahora es tu torso, tu abdomen, tu cadera, mis mordirdiscos y mi lengua. Que juegan a ver como soportas el placer, haciendote sufrir.
Te oigo respirar y eso me acelera, me lo pides y lo hago. Y rebosamos ambos en un placer tan intenso que casi nos sentimos culpables.
Me deshago sobre ti dejandome caer en tu pecho, luego nos besamos sin apenas poder respirar, y respiramos.

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