Al paso (2)

Me gusta ser comediante
del teatro y del guiñol
y tomar vino español
en fiesta alegre y radiante.

Tener libros en el estante,
leerlos con gran pasión
y viajar en un camión
charlando con el del volante.

Muy lejos de lo Judas…

Lanza tu beso a lo alto y, muy lejos de lo Judas, mándalo al final de la primera Nada, esa que nace cuando se es capaz de asir el mundo entre las manos y acariciar el fondo de todos los corazones: el corazón de la rosa, el corazón de la ola, el corazón de la nube…

Lanza tu beso a lo alto, muy lejos de lo Judas, y yo te digo que alcanzarás la Gloria de tener en tus sentidos todo el clamor de las felicidades. Pero ¿no es éste el hijo de aquel labriego que dejó de arar los campos para tomar las armas en una lucha que desató el odio entre los vecinos y el rencor entre los hermanos? dirán los hipócritas y los fariseos. Ellos lo han dicho. Sí. Soy yo. El hijo del labriego que abandonó el banco de las monedas para tomar su hatillo y salir a sembrar gorriones en las ciudades, madréporas en los campos y girasoles en el alta mar. Sigue Leyendo...

Convencer, seducir o amedrentar

En las campañas electorales las candidaturas prefieren argumentar y persuadir, pero si todo falla recurren a atemorizar.

Nos tememos que las dos estrategias básicas para mover a la gente, son las mismas que para aguijonear a los burros: palo y zanahoria. Por ser justos, a las personas nos agrada más convencer y persuadir a nuestros congéneres con buenas razones y emociones, que obligarles a actuar por temor o miedo. Las campañas y motivos electorales recurren a complejos procedimientos y soluciones que combinan los argumentos para convencer, las sensaciones para cautivar y los recelos para amenazar. En definitiva se trata de atraer hacia lo propio, con argumentaciones y pasiones, al tiempo que se repele lo ajeno con inquietudes y sospechas. Sigue Leyendo...