Extiende tu momento

a la hora de ponerse a escribir siempre pasa lo mismo, que no importa lo breve o extenso que quieras hacerlo… !lo difícil es empezar!. Pero no hay que hacer otra cosa sino que, llegado ese momento en que deseas escribir algo, regocíjate con él, extiéndelo todo lo que sea necesario (aunque vayas a escribir un sólo párrafo) y goza, disfruta incluso auque estés dispuest@ a expresar algo doloroso de tu interior. Si lo necesitas, abre una cerveza, fúmate un cigarrillo, toma un café o haz cualqueir otra cosa para sentirte feliz. Yo, por ejemplo, siempre que escribo escuho musica de fondo. Tengo una amiga que siempre decía que era imposible que ella llegase a escribir. Leer le gusta muchísimo pero escribir… !vaya problemón!. Yo le dije que no se amilanase y le aconsejé que estirase el momento en que tuviese ganas de escribir, hasta sentirse con deseos de hacerlo. Ahora escribe mucho, lo hace excelentmeente porque disfruta con ello y es feliz haciéndolo. Y sobre todo no sigue reglas cercenadoras de su pensamiento ni “modismos” o “ismos” impuesto por los que se dan de “entendidos”. Sólo extiende su momento. Y escribe… Sigue Leyendo...

El Cuento del Cuentacuentos

Érase una vez…

Así comenzaba siempre sus cuentos el joven Miguel en el paseo, junto a la estatua del ángel caído, muy cerca de los vendedores de globos y caramelos, los tragafuegos y los artistas del guiñol…

En un lugar de Galicia, entre sierras y praderas, nació Miguel de la Vega y Conso, criado siempre bajo los cuidades de Menchu, la abuelita que lo arrimaba al calor del fogón mientras ella asaba castañas y le contaba viejas leyendas de trasgos, meigas, santas compañas e historias de amores narrados en los jueves de comadres. Y así se hizo joven soñador y comenzó a ir a las aldeas cercanas, cantautor de gaita y tamboril, inventando sus propios cuentos mágicos. Sigue Leyendo...

A nuestra hija

Nuestra hija, que gran regalo de Dios,
es fruto de aquel cariño que nos tuvimos tu y yo.
Bello fue su nacimiento, hermosa su pubertad,
que triste cariño mio que no la vieras casar.
Parecia una princesa de camino hacia el altar,
mi padre fue su padrino, te tuvo que remplazar.
¡cuanto te echamos de menos!, Dios sabe que es verdad.
Los acordes de la orquesta tocan la marcha nupcial,
ella sonrie feliz y trata de disimular dos lágrimas
de sus ojos que se quieren escapar,
acordándose de tí como es natural,
y yo que la estoy mirando,de bruces ante el altar,
a la Virgen nuestra madre le pido que le de paz
y bendiga este sacramento que se va a realizar,
y el amor de Jesucristo que no le falte jamás. Sigue Leyendo...