Las dos ciudades

Nuestra ciudad nunca es una sola. Siempre son dos las ciudades en que vivimos. Una de ellas es posible, reconocible, trazadas sus calles en nuestra memoria. Forma parte de nosotros mismos como una realidad tangible. La otra es un imposible que solo soñamos y que, por ello, se hace inasible. Es en la real en la que ubicamos toda nuestra materia: cuerpo, corazón, sangre. La otra ciudad, la soñada, es sólo una visión de lo que qusiéramos que fuese; un anhelo de vida superior. A la ciudad real la amamos profundamente tal como es, con las imperfecciones que vemos en ella. Es tan imperfecta como nosotros y por eso la amamos, porque es en ella en donde vamos asumiendo señas de identidad: la familia, el barrio, el colegio, la universidad, el lugar de trabajo, los amigos y los enemigos, los amores y los desamores… el café tomado en horas de silencio, la lluvia mojando las aceras, el sol calentando los ventanales… A la ciudad soñada sólo la podemos desear. Es una utopía… Sigue Leyendo...

Fugaz desvío

Olvidé la vida
mientras brillaba la noche
y se colgaba el tiempo
con la luz de tu rostro.

Regando cariños,
montado en el tiempo,
olvidé la vida
en aquel agosto.

Desvío inacabo
de mis adentros desnudos
mezclado de sustancia
en medio del mosto.

Fabricando un atardecer

La otra tarde estuve contemplando un atardecer, estuve observando como el Sol lentamente se escondía tras los pocos edificios que bordeaban el mar, como alejándose por el horizonte, chocándose contra el mar y submergiéndose en éste.
Colores rojizos y liláceos bañaban nuestras sombras, iluminaban mis ojos ya cegados por aquello que tanto sueño. Las nubes salpicaban ese hermoso cuadro, dejándose colorear en el cielo, dispersas, mirándose, rozándose…

Me hubiera gustado llevarte de la mano lentamente a ese lugar… Bajaríamos las escaleras que nos llevarían al nivel del mar, allí, a lo lejos… Pensando quizá, que esto no puede ser real…
En esos momentos el Sol empezaría a ponerse, el cielo empezaría a desnudarse y las nubes a bailar.
Quizá nuestras palabras se frenarían en un intento de saborear esos instantes que ojalá fuesen eternos, intentando exprimir esos momentos tan especiales.
Intentaremos hacer lo que hoy no podemos, hablaremos con gestos, con miradas, con roces piel con piel… Sigue Leyendo...

Esperanzas…

Busco un pueblo tan pequeño ,
que la pena no pudiese vivir.
Busco una casa tan minuscula,
donde la tristeza no pudiera esconderse.
Busco un hogar tan estrecho ,
donde la angustia no pudiese penetrar.
Busco una habitacion tan bajita ,
donde la soledad no pudiese acostarse.
Busco un lugar muy azul,
donde mi pena pudiera ahogarse.