Tu voz, olor y sudor formar parte del pasado
Tú ruidosa y distorsionada voz
Tus risas, pasos y miradas las siento como si estuvieran cerca de mí.
Cada noche tras el televisor, veo y oigo
Tu rostro, tu risa y tu voz
Cada noche ya sea sentado en la cama o en sofá
Leo tus notas, tus mensajes, tus cartas
Miro a mí alrededor, y sin verte te presiento y recuerdo
Me levanto y me acuesto,
Corro, camino o paseo y a mi mente aflora tu recuerdo.
Quién fuera ola para salpicar tu cuerpo
y darle sabor a mar.
Quién fuera pájaro
para posarme en tu hombro.
Quién fuera horizonte
donde tus ojos miran.
Nota musical. Quién lo fuese,
crear bellas melodías para que solo tú
las puedas escuchar.
Quién fuese sueño para poder colarme
en tu cama y poderte tocar.
Un abrazo. Alaia
Entre las muchas definiciones que se han dado y se dan sobre la vida hay una muy “universalizada” que dice que lo que mejor conceptúa a la vida humana es precisamente su ausencia, o sea el final de la vida misma, lo que hace que la muerte venga a ser la definición más concreta de la vida por oposición a ésta. Pero yo ahor, buscando vivir mi propio sentido, rehúso seguir ese lineamiento plano y rectilíneo y deseo meditar sobre la vida de una manera circular; partiendo de la vida para llegar a la vida en sí misma, sin tener que recurrir a la muerte para poder comprenderla porque me levanto del sueño y me propongo el ejercicio de la relajación para alejarme de las influencias de las impresiones cuyos recuerdos atenazan a todo el que quiere llegar a la íntima conclusión de su propio pensamiento. Sigue Leyendo...
El sol ya se va disipando, perdiéndose entre los edificios, el parque ha encendido sus luces para observar mejor, las personas caminan de sus trabajos a sus casas. Algo de cansancio se ve en sus rostros ya. Unos homosexuales se forman frente a mí. Hablan de las novelas que han visto y su acento amanerado comenta lo hermosas que son las actrices. Dos estadounidenses, recorren el parque por quinta vez, la brisa pasa ligera, una pareja que a escondidas se ven ya se despiden con un ferviente beso, que envidio en mi soledad. Bancas vacías, árboles con historias entre sus ramas y hojas que se levantan y revolotean en los espacios vacíos para llamar la atención. Las aves ya se marchan a sus nidos y desde ahí lanzan sus últimas melodías a un muchacho que desde lejos, escribe en un cuaderno sobre su entorno. Sigue Leyendo...
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