Quizá sólo unas veinticinco mil veces estés en la cama
queriendo alcanzar el mismo sueño obsesivo
con la sensación de haber encontrado el infierno
en cada cosa que haces y repites día con día.
Quizá sólo sean las ganas de pedir que tiren la toalla por ti
sin que a nadie le interese un poco lo que te pasa
cuando lo que pasa es que se acerca la lona
que reclama tu cuerpo ya inconsciente.
Sólo un momento amig@s del vorem: Un pequeño instante de vosotr@s basta para disfrutar y compartir, un pequeño instante de vosotr@s basta para reír y soñar, un pequeño instante de vosotr@s basta para creer y fortalecerse, un pequeño instante de vosotr@s para festejar cada día, un pequeño instante de vosotr@s basta para llenarme de color y de alegría. Gracias por existir todos vosotr@s.
Y yo me iré,
y a lo lejos escucharé
algún susurro
de algún amanecer.
Y el cantar de un pájaro
y el olor a tierra y sed.
Y a las cabras, y a sus dueños
que en la fuente han de beber.
… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Suena Sabina de fondo mientras me mira cual primer amor, sin saber yo si era por dejarse llevar o por simple interés. El “me encantas” sustituye al “te quiero”, pero suena más auténtico, más liberador, y contenta más, sin dejar preguntas en el aire.
El instinto le quita sitio a la reflexión. Todo se desvanece menos nosotros, que emigramos hasta más allá del último paralelo. Porque podemos. Porque sin reproches es más fácil. Porque necesito que esté conmigo en nuestro enésimo encuentro, pero no a la vuelta. Porque no echará en falta mi mano una vez en casa.
No compartimos más que la pasión por la pasión.
Nunca un desinterés fue tan interesante. Nunca habíamos gastado tanto tiempo en algo inviable. Y sin embargo, todo tiene sentido. Estamos en el lugar y momento adecuados. Así debe ser. Nos abrazamos mientras oímos al poeta recitar sobre amantes sin remedio y jugamos al amor bohemio. Sin necesidad de recalcarlo, ya es brutal por sí solo, nos entregamos en un entendimiento devastador, como si los movimientos fueran ensayados, calculados al milímetro. Me proporciona pequeñas muertes de las que renazco con la piel erizada y una sonrisa. Sus manos inquietas siempre me encuentran. Sigue Leyendo...
Tus manos
cómo me preocupan
tus manos,
tan blancas,
tan finas,
tan torpes,
tan ágiles,
tan libres,
tan entregadas,
tus manos,
hay muchas mujeres
que me habitan
el cuerpo
hay una
que sueña
vivir con alas,
que recorre jardines
que no ha sembrado.
hay otra
que regala aromas
con su caminar.
Ven
a vivir
a mi ombligo,
puedes alquilar
mi cuello,
si lo deseas.
en realidad,
permuto
mi espalda,
puedes comprar
mis muslos,
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