La lengua de los ojos (11)

Iría, la mala de Iría, temblando , acurrucada y escondida en el hueco de un árbol, esperaba, no sabía lo qué, que alguien la salvase, o que alguien la matase de una vez.
La mala de Iría. No. Ella no éra mala. Ella sabía que nó. Todo había sido obra de los celos que sentía, amaba a Alberto desde su niñez, y ahora venía una caprichosa y quería robarle su amor. Todo lo que había dicho éra mentira, no tenía ningún poder ni mucho menos para hacerles daño. Sí que le hubiese gustado que Ricardo los hubiese encontrado besándose en la playa, sí que le hubiese gustado hecho desaparecer a Ana, pero solo en su mente.
Pero la excursión estaba tornándose maquiabélica, sería la tormenta, sería aquella casa que parecía maldita, serían sus sentimientos deshechos, no sabía lo que éra, pero el aire empezó a saber a odio, a sangre, por éso asustada pidió a Laura que la acompañase arriba, quería hablar con ella, sentir su calma y que ésta le dijese que todo estaba bien y que todo éra producto de sus celos. Sigue Leyendo...

Deja que surja la canción

Deja que surja la canción
a ras de suelo suavemente
y que se eleve su oración
dentro de tu corazón y de tu mente.

Deja que la canción siga ascendiendo
hasta llegar a la cumbre de tu alcance
y que ella sola vaya encendiendo
tu alma plena y entera de romance.

Van latiendo las horas sin reloj…

Van latiendo las horas sin reloj desde la levedad sin peso del ser irrevocable en el abandono de la linde entre lo supremo de la lluvia y el canto. Hay ya otros paisajes como conceptos de imágenes que existen en el reflejo de la bruma impar. Se transforma el trébol de los umbrales sin adiós donde el amarillo inicial del otoño viajero se asombra en los principios de sus brotes; algo así como hojas amarillas mecidas por el viento.

Van latiendo las horas sin reloj desde el sonido de las metáforas como cuerpos en el espacio dirigidos por la voz. Con intensa calma. Con danza de versos. Sólo con la vida segada con peso de reposo. Sigue Leyendo...

La sonrisa

Una sonrisa en tu cara
Es un coro celestial
Una sinfonía de alegros
Con destellos de cristal
Se me exalta el corazón
Se me muda la razón

Y si se convierte en risa
Ronronea la pasión
Las aves alzan el vuelo
Filigraneando el cielo
Con desparpajo y rubor

Amor

Solo quiero que compartas
Lo bonito del amor
Como cuando te miro
Y se me quiebra la voz
Solo quiero que te sientas
Como una puesta de sol
Con pajarillos cantando
Una tranquila canción

Nostalgia

Donde quedó tu blanca magia
Bailan las nubes cantando
Mi cuerpo se curte rabia
Ya no soporto ni al astro
Cúbrame tu limpia llama
Luego gozos de agua clara
Donde quedaron las noches
Llenas de risas y charlas
Ya no se te ven estrellas
Ya no guiñan a la blanca
Morada muestra su cara
Mi urbe desenfrenada