Ella asomada a la ventana… viendo pasar los trenes de las largas distancias existentes entre el mirar de sus ojos y los deseos de los hombres que la miran… !Venus inmortal!… como si su amor fuese presa fácil de conseguir. Todos la desean pero ella, asomada a la ventana, sólo está pensando en un tren de larga distancia que la lleve hasta el otro extremo del mundo, a ese fin donde, con él, se hunda en los mares submarinos para convertirse en diosa de cristal. Por los caminos del tren… la última frontera… por los caminos del tren sus vidas son unas paralelas imposibles de atrapar o separar. El poeta la lleva de la mano, jugando ambos a la venta de sueños mientras él acerca su mirada para dejarse mecer en el centro de sus iris de color café profundo, azul celestial, blanco sublime y hasta verde campiña.