me envenena la sangre
que tus historias me puedan
que no haga efecto mi orgullo
que me enrede en tus cadenas
me envenena la sangre
saber mas de lo que quiero
como no querer saberlo
o creer que ni siquiera debo
Las noches se han cubierto de inmensas mierdas. Los borrachos pasean acojonados soñando tiempos mejores. Detrás de las farolas se amontonan sueñan y deducen los cajeros sus créditos mentirosos. Chavales que juegan al balon y sueñan, y sueñan que sueñan hasta llegar a poco; algo más que la merienda y siempre seca. Huele a mentira en la tele estirada y en los discursos que nadie escucha, porque están ya muertos. Cuando llegue el momento de hacer caja, los ricos serán ricos y más rebajas para los que tiran como pueden o pueden con lo que les quitan. Denunciamos poco esta vida entr cartones. Seguimos colgando de sueños de papel y premios enningún sorteo.