No sé si debería estar haciendo esto,
mejor debiera dormir pero me falta una cama
No sé si escribir, si debiera hacer lo correcto
pero como hacerlo si no me sobran las ganas.
No sé si arrepentirme de lo que he hecho
aunque no sirve de nada y lo sé
No sé si hay cosas que oprimen mi pecho
quiero soltar todo lo que no se ve.
Urge la noche respuestas
a un consejo de sabios,
conjunción de mentes dispuestas
a descifrar el presagio
de inocencias confusas
que saber quisieran
el porqué de la desidia
de las mentes que imperan
abocando a la Madre Tierra
a un final inminente.
destetame madre tierra
que todavia no llegan los retoños
retoños de este otoño
que lleno de fuerza vieme
destetame madre tierra
y que por fin vea tu don
don en perfección y empuje
ganando esta maratón
las lagunas llonan sus suspiros de colores
la marea sube hasta atrapar mis ensueños
y yo me muestro interna en grato sueño
de no poder gozar de mis largas migrañas
migrañas buscando pequeños depredadores
que arranquen las arañas hasta el futuro hogar
calido hogar de arenques multicolores
Tú me enciendes un cigarrillo y dejas las huellas de tu carmín en el filtro… !qué placer da quemar un cigarrillo con las huellas de tu carmín en él!. !Qué gozada quemar fortunas con huellas de mujer!. Son las siete horas y siete minutos del día 19 de julio de 2010. Siete y siete forman un número capicúa. Ya sabes. Los de la suerte. En la página 77 de Vorem.com estoy seguro de que encontraré algo para todos aquellos que saben que la libertad de expresión sólo consiste en jugar con las expresiones libres (para que se enteren los “sensibleros” de escritoresenlibertad.com) y ya saben todos que no sólo no me retracto de lo suscrito como fiel cristiano que soy sino que continúo con mayor intensidad diciendo las verdades que Jesucristo dijo hace aproximadamente 2010 años y nunca se retractó por ello. Ya hablaré de esto en otro momento con los “sensibleros” de escritoresenlibertad.com si es que saben lo que es la libertad. Sigue Leyendo...
Un minuto no son sesenta segundos. Un minuto son sesenta latidos de corazón. Si el ser humano está vivo, un minuto son sesenta ideas transmitidas desde el interior de su conciencia. Cuando un ser humano está vivo, un minuto no son nunca sesenta segundos (eso queda sólo para los que van muriendo) sino sesenta emociones, sesenta vivencias, sesenta maneras de ver la vida. Un minuto no son sesenta segundos. Un minuto son sesenta eternidades cuando el ser humano está vivo.
Una vez una araña tejió una hermosa red en una vieja casa. La mantenía siempre limpia y reluciente para que las moscas le favoreciesen. Tan pronto recibía a una “clienta” limpiaba la red para que otra mosca no sospechara nada.
Un día llegó una mosca que se creía muy inteligente y zumbando se acercó a la telaraña La vieja araña la invitó:
– Entre y siéntese cómoda.
Pero la taimada mosca le respondió:
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