La pequeña Marisol cantaba en 1962 aquello que se escuchaba en todas partes de “Al Sol le llaman Lorenzo y a la Luna Catalina, cuando Lorenzo se acuesta se levanta Catalina”. Y es verdad que entonces, al rememorar a la niña Marisol y su canción me viene el reflexionar, otra vez más (pues en alguna otra ocasión ya lo he explicado) que cuando dormimos profundamente después de una agotadora jornada laboral, el mundo no se detiene. La vida sigue continuando mientras nos embarcamos en sueños tan profundos que sólo Dios conoce. La vida son 24 horas de jornada continua sin un segundo de descanso… porque, por ejemplo, cuando en la ciudad española de León (y sólo es un ejemplo nada más) la mayoría de la población está durmiendo en la otra ciudad mexicana de León (para seguir con el mismo ejemplo) la mayoría de la población está despierta.