– ¡Hola, muchacho!… ¡Pasa, pasa para acá.. te estaba esperando desde hace un par de dias!.
El anciano poeta extranjero encaminaba sus pasos hacia la puerta de la vieja taberna en donde, en esos mismos instantes, hacía su aparición el joven licenciado. Eran las once de la noche. Otoño. Por la ciudad transitaba un aire húmedo, de lluvia recién caída, y el viento empezaba a soplar creando ráfagas frías. El grupo de bohemios siempre comenzaba allí sus noches. Gentes del teatro, la poesía y la farándula, bebían de sus botellas de vino. Las prostitutas reían y gozaban, mezcladas, con la abigarrada parroquia. Sigue Leyendo...
Mientras el Sol va decayendo, voy avanzando hacia la esperada conferencia. ¡Que interesante debe ser!….El tema era: El aburrimiento…
Tomo asiento. Allí enfrente, tras la mesa una persona habla. En pocos minutos noto una pesadez. Me estoy aburriendo, conozco los síntomas, he de salir de aquí… Cuanto antes mejor.
Venciendo la gran timidez salgo de la sala,, salgo a la calle.¡Aire Fresco!
El viento me acaricia el rostro, me despejo. La cabeza se esclarece.
“Intentaré no volver más a este tipo de conferencias”. Piensa el pensamiento.
Y me alejo por la ciudad, caminando por sus calles, con residuos de una pequeña crisis de aburrimiento que poco a poco se desvanece. Una crisis aburrida de tanto aburrir. Sigue Leyendo...
Voy a coger el reloj y le voy a abrar la tapa de cristal, le pintaré nuevas cifras en la esfera y no serán número sino dibujos: los bisontes de Altamira, la Torre de Babel, Colón llegando a América, El viaje a la Luna, la batalla de Austerlitz, El Congreso de Viena, Gengis Khan… un total de doce figuras… ¿y por qué no 20?. ¿o 24?. ¿o quizás si lo deseamos 42?. Sabemos todos que luchar por la libertad es la expresión más grande de la Humanidad por la que millones de hombres y mujeres ofrecieron sus vidas. Creamos en el libertarismo de los animales y sremos completamente lo opuesto a ser libres. !Yo voy a crear el reloj del tiempo que más mes guste a mí!. Sigue Leyendo...
Fulgor de estrellas doradas. La noche cae como funámbula circense sobre el arco meridiano de las siluetas y las sombras deslizan sus fantamagorías por las coloreadas esferas del sueño. Una emergente línea azul se pinta sobre el lienzo del misterioso silencio que cuelga de los ramajes de la cercana arboleda. Tras el espejo de un singular estanque de azucenas los ojos verdes de las hojas se introducen en el roquedal de las fuentes. Los pensamientos de los enamorados se enhebran en las agujas del reloj sin tiempo mientras subimos al ondulado carrusel de los besos. Ahora mismo la sobrehumana conciencia de lo trascendente se hace hoguera en el ánimo de mi corazón. Ya estoy caminando hacia el compás de la concordia entre mis afanes y mis esperanzas. Y pienso solo en dormir entre tus brazos. Click. Se apaga el diapasón de la consciencia. Sigue Leyendo...
Quisiera saber
quisiera saber
quisiera saber
tu nombre.
Yo sólo soy
yo sólo soy
yo sólo soy
un hombre.
Portal Literario Independiente