Cuando abalancé mis manos a tus senos,
mis labios a tu pelo y mis pies entre los tuyos
sentí la vibracion de dos respiraciones
en medio del abismo creado por nuestros cuerpos,
Cuerpos de carne, cuerpos de amor,
cuerpos blancos, cuerpos frágiles.
Sediento y aturdido por el deseo
de poseerte hasta el agotamiento, esperé.
El mundo vuelve a nacer cada segundo como una coordenada espacial que crece ahora un arriba, ahora un abajo, ahora un arriba, ahora un abajo… un ahora lleno de millones de emisores y receptores ante el mismo mensaje; mañanas, tardes y noches llenas de multicolores emociones.
Y estas coordenadas espaciales se inundan de humanos implorando el inaccesible alcance de lo divino. Y nuestras cabezas pensantes (millones de emisores y receptores a la vez) hacen circular las ideas dando vueltas y más vueltas… sostenidas como antorchas encendidas para alumbrarnos las memorias. Sigue Leyendo...
Portal Literario Independiente