Es la última vez que me enamoro, esta es la última; esta es la última vez que de licor bebo un vaso, esta es la última vez que doy un abrazo; es la última vez que fumo un lark, es la última vez que me pongo mal; es la última.
Es la última vez que me desangro es la última vez que me deshaucio es la última;
es la última vez que me quedo, es la última vez que me voy, es la última que estoy, es la última que soy.
Es la última vez que deseo, es la última vez que me veo en la sombra de tu sombra. Es la última vez que escribo, es la última vez que vivo, al filo de la cornisa, es la última vez que no digo, es la última vez que te pienso y la última vez que digo: es la última vez.
Archivo por días: 17 marzo, 2011
Un, dos, tres… ordenas tú.
Cuando llueve recorro con el dedo las gotas de lluvia en el cristal, es un entretenimiento para el que no es necesario pensar y relaja muchísimo (probadlo). Una vez me decido por la gota “especial” me gusta seguir su recorrido, hasta que “muere” en el filo del marco de aluminio frío e insensible que la abandona a su suerte… Estaba ensimismada en esta tarea cuando suena un fastidioso ruido:
¡el móvil! Dichoso aparato tecnológico sin el que no podemos pasar, pero que a veces nos dan ganas de enviar “donde picó el pollo” y este momento era una de esas veces, me sentía tan a gusto que de buena gana lo hubiese tirado por la ventana, pero… mi ojo derecho me jugó una mala pasada, se desvió y la información llegó a mi cerebro: Momento de pausa, ¡has de contestar!
En los segundos transcurridos entre el abandono de mi placentera actividad y el descolgar el teléfono me sentí la persona más esclava del mundo: Un, dos, tres… ordenas tú.
CASA, COSA
la chica y el joven
Era una tarde de verano el día que él decidió partir, dejando del corazón de la chica desconsolado y roto, ella miró como se iba el joven al que amaba, y observó después como el rastro de nubes desaparecía poco a poco.
Esa tarde de agosto, ella llegó a su casa con un dolor muy profundo en el corazón, sentía que le faltaba el aire y la razón, las lagrimas brotaban y brotaban, ahora que ella se encontraba sola, se sentía triste y sin rumbo.
El tiempo paso y ella nunca lo olvidó, siempre estaba en su mente aquel joven a quien tanto amó, las calles, las personas, los aromas, las voces, siempre había algo que hacía que lo recordara, no importaba la hora o el lugar, cuando al fin ella creía que lo había olvidado, siempre aparecía alguien o algo que hacía que lo recordará.
Conociendo a los Federicos (Cultura) SEGUNDA PARTE
Federico V (Amberg, 1596 – Maguncia, 1632). Elector palatino (1610-1623). Rey de Bohemia (1619-1620). Jefe de la facción protestante (la Unión evangélica) durante la guerra de los Treinta años, fue vencido en la Montaña Blanca por Fernando II de Habsburgo (1620).
Federico I (Königsberg, 1657 – Berlín, 1713). Elector de Brandenburgo (1688). Rey de Prusia (1701-1713), de la dinastía de los Hohenzollern. Primer rey de Prusia, era hijo de Federico Guillermo, el Gran elector.