Cuando nos vamos dejamos la ropa
El resto es cajón, madera, tierra
Flash, lo vi, luz, imagen, oscuridad, duda
Deja vù
Duda
Deja vù
Duda
Deja vù
Duda
El profesor Deviene, estaba en su mesa, allí enfrente, las chicas y chicos, mirando asustados y cohibidos, arrestados por aquel sistema educativo, sentados en sus pupitres. ¡Aquel profesor tenía mal genio!
Llevó sus antiguas gafas de mirar partituras con alumnos cohibidos de trasfondo, a la punta de la nariz, Deviene no era un hombre mayor, pero era tan soso, aburrido y además con una actitud tan reprimida y amargada que parecía más mayor. Miró a sus alumnos y al mirar a la jovencita Sisí, apareció en su amargo rostro una sonrisa, y él no debía tener la más mínima idea, de que esta sonrisa estiraba la musculatura facial de su rostro.
Bajo el silencio de los minutos largos
germinan las ideas del viajero;
pasajero
el momento de los tragos
de agua del bebedero.
Hay patos.
Observo a un niño haciendo garabatos
en su cuaderno. Es extranjero
y en sus letras de infantiles arrebatos
protesta por no tener dinero
para comprar bolígrafos baratos.
Amanece. Ella está asomada al balcón por ver si le ve llegar. Espera… Espera… Se escucha el relincho de un caballo. !Ya llega!. !Ya llega!. !Dios Mío que sea para quedarse conmigo para siempre!. !Que ya no exista nunca más la guerra!. Lo que no sabe ella, todavía, es que el caballo regresa solo. Sin jinete.
Se acerca el caballo solitario y la soledad se apodera de su corazón. Del corazón del caballo y del corazón de ella.
– ¿Dónde murió, por favor, dónde murió?.