Te alejas por muchas razones. El tiempo es lo primordial, escaso en ocasiones; no puedes manejarlo a tu antojo y decides desaparecer.
Descubrí un Jardín Prohibido, respiré el aroma de una hermosa flor. Quedé prendada de ella en silencio; era reconocida para mi, así se lo hice saber a su jardinero. La tenía escondida entre verdes enredaderas, estas le conferían el frescor y la luz necesaria para crecer. En verdad, aquel Jardín era un Paraíso. El jardinero molesto por la intromisión, cerró la puerta del lugar sin mediar palabra, borrando todas mis huellas. Allí, nunca más volví, comprendí y respeté la petición de privacidad.