Mi jaca galopa y corta el viento…

Bajábamos en tropel, en manada de adolescentes desenfrenados, cual marabunta devoradora de los escalones de las escaleras (alguien hasta debió de dar algún traspiés y dejarse los piños contra alguno de los descansillos) golpeando con las manos abiertas las carteras; aquellas horribles carteras de cartón piedra donde entraban, como calzador, los libros, los cuadernos y el bocata de sardinas que nos pringaba de aceite los apuntes de Ciencias Sociales convirtiéndolos en amebas, vorticelas y hasta paramecios y cosas ininteligibles; cantando a pleno pulmón ¡¡mi jaca galopa y corta el viento cuando corre por el puerto… pum pum pum… caminito de Jerez!! pero sólo era la apariencia. Sigue Leyendo...