El espejo de los deseos
Lenora quería volver a ser joven y bella. Lo deseaba desesperadamente. Le parecía haber perdido todo su encanto e interés por la vida. Entonces se le ocurrió algo, contemplarse en los ojos de su amado. De pronto se hizo el milagro. Volvió a ser joven y bonita. Se había visto como la veía él. Ese era el espejo de los deseos.
Perder para no encontrar
la nada en que deambulan las piedras.
Perder para ser un golpe
de tierra cobijada en el olvido.
Perder para ser un rostro
en el centro de todas las preguntas.
Perder y luego terminarse de expresar
en el íntimo destino.
Perder para verse de nuevo
en la esfera del tiempo indetenible.
Con ese culo prominente
enfundado en un pantalón de diseño
hablando por teléfono celular de ultimísima gama
y con esa actitud avasallante
parece que se lleva el mundo encerrado en su cartera de cuero legítimo
Mario Pires
Maldición Poeta
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