Invierno del 70. Me he curtido ya en miles de batallas y he salido indemne. Sano por dentro. Sano por fuera. Llamamiento a filas. La revisión médica la he pasado sin problema alguno. Así que me levanto (una vez ya salvado por la campana) y subo al Metro hasta mi destino. Estoy ya en el Paseo de María Cristina de Madrid. Todo por la Patria. O se es o no se es un verdadero español. Yo lo soy. Por eso estoy escuchando las arengas de los oficiales. La mañana discurre. Todos estamos en el patio de concentración. Algunos ríen. Algunos lloran. Yo sólo estoy pensativo. Ante la llamada de petición para escribientes me apunto. Esto será decisivo para mi futuro militar. Así que, tras la ingesta del bocata, nos toca marchar a la estación donde nos espera el tren. Canto mientras llegamos a los andenes de Atocha.