No es que se nos presente San Isidro El Labrador para revelarnos algún piadoso secreto o para realizar algún milagro con nosotros, sino que lo que pasa es que somos estudiantes del Instituto San Isidro de Madrid (exclusivo para los chicos porque las chicas van al Beatriz Galindo). Así que no me refiero a cosas del santo, sino a que en el San Isidro siempre pasan cosas. No sólo tenemos que soportar los feroces insultos de Gálvez, el de Física, sino que tenemos también que aguantar al “Pistolas”, al “Pingüino” y, por si fuera poca carga para nuestra corta edad, al pesado Mañoso que es el Jefe de Estudios.
Archivo por meses: agosto 2014
¿Para qué sirve ser líder?
Cuando me ha tocado ser líder de los trabajadores bancarios y de los estudiantes universitarios siempre me he preguntado para qué sirve serlo. Tengo 28 años de edad. Soy líder entre los bancarios y los estudiantes. Soy líder pero no me importa ni serlo ni no serlo. Viendo cómo actúan los demás, los de los intereses creados de partidos y sindicatos, solamente soy líder para demostrar que no me van a dejar hacer nada porque no soy de ninguna ideología y me muevo sólo por las ideas. Soy autónomo e independiente. No libre pero sí liberado. Utilizo mi liderazgo para ser más y mejor trabajador y más y mejor estudiante. Sin ningún interés más que demostrar a quienes confían en mí que jamás me voy a vender. Mi honestidad y mi honradez no tienen precio ni nadie me va a comprar jamás. Cumplo porque debo cumplir.
Lo “súper” de “Chester”.
Las mascotas vivientes no están ausentes de inteligencia; incluso yo afirmo que muchas de nuestras mascotas superan, con mucho, a la inteligencia de bastantes hombres. Lo digo por propia experiencia. En pocos hombres he visto yo la inteligencia innata de “Chester”, el setter irlandés que me acompañó más de una década en años cruciales de mi vida. De “Chester” tengo tan grandes y gratos recuerdos, más agradables incluso que los vividos en compañía de algunos que se llamaban amigos por llamarse de alguna forma en medio de sus hipocresías, que podría escribir todo un libro (tal vez una novela por ejemplo) cuyo protagonista principal fuera, por supuesto, este “Chester” al que le dediqué un relato que llegó a ser conocido, en Francia, con el título de “Chester color canela”; surgido de las nobles experiencias expresivas y vitales que tuve la enorme fortuna de vivir al lado de mi setter.
Javier no nos da miedo.
Alcantarilla. Murcia. No nos da miedo Javier. Nuestra ONG (hoy MUAD) no necesitaba para nada ni a Javier ni a todos los que eran como Javier. Una cosa es Castillo y otra cosa muy diferente y mejor (por ser superior) es Del Castillo. Y más si a Del Castillo se le suma De Julián Del Arco y Del Real. Por eso no nos importaba que Javier nos quitara su apoyo. Ni lo necesitábamos ni lo hemos necesitado jamás porque nuestra fuerza proviene de Dios. La época de los caramelitos hace mucho tiempo que la dejé atrás y ahora (2007) me gustan los bombones. Así que no me arrepentí ni me arrepiento de haber escrito “En el principio era Nada” ni “La plaza de las palomas” porque si a Javier no le gustaban mis cuentos (que no los escribía para él por cierto) a mí no me gustaban sus jaculatorias. Estábamos sólo de paso y nos fuimos hacia adelante.
¿Qué hacía yo en Altamira?
La vida me llevó desde Lope de Rueda hasta Altamira. Altas eran las miras de mis expectativas (como bien señaló Don Florencio), así que no protesté ni me quejé para nada ni por nada sino que cogí al toro por sus cuernos y me enfrenté a todos los del vecindario. No era cuestión de seguirles el juego sino de pasar olímpicamente de todos ellos; unos envidiosos que no podían soportar que nosotros (4) éramos un número suficiente que nos bastaba y nos sobraba a las largas horas del jugar. ¿Qué hacía yo en Altamira? Demostrar a todos los envidiosos que no iban a derrotarme ni a frenar mi carrera. A los 13 años de edad ya era yo un consumado periodista a través de “Cerros Verdes”: único caso de una actividad trepidante que me llenaba por completo en mis horas de ocio y cuando dejaba de pensar en otras cuestiones. Era increíble pero cierto. Ya me estaba yo acostumbrando a soñar del todo con Hispanoamérica.
Cosas de niños.
Cuando me propongo una Meta persisto hasta conseguirla. Me pasa con todos los proyectos que me propongo llevar a cabo. Por eso mantengo la sana costumbre de que el Mágico Solitario es, además de un juego de naipes, todo un recurso para recordar historias inolvidables. Jugando al Mágico Solitario no sólo consigo puntos para mi futuro viajero sino que, además, recuerdo momentos de mi existencia. Por ejemplo, a los 5 años de edad, mi madre nos duchaba metiéndonos en un barreño. ¿Qué es un barreño? Un barreño es un recipiente troncocónico con asas o recortes en su borde superior, similar en uso y formas a las tinas y los cubos, y fabricado en diferentes materiales: barro, madera, diversos metales y aleaciones y, desde el siglo XX, plásticos. Es un recipiente de gran capacidad que ha sido muy útil en atiguos oficios (tintoreros y curtidores) y labores campesinas. Y luego, posteriormente, en las tareas domésticas, para lavar la ropa, la vajilla, o bañar a los niños.
Gasómetro.
A los 19 años de edad yo era un chico normal, tan normal que le gustaba mucho a las chavalas. En este sentido, una de mis admiradoras (cuyo nombre no quiero decir pero que empieza por la A al igual que una catedral de Madrid), dijo: “Sólo falta que sea futbolista”. Hasta que descubrió que sí; que yo, además de ser normal, era también futbolista. Yo era tan normal (sin dar lugar a ninguna duda) que las chavalas guapas de verdad (no las del “fú ni fá” sino las guapas de verdad) se encaprichaban conmigo porque sabían que yo era muy atractivo pero, a la vez, muy noble porque no sólo me gustaban todas ellas (las guapas de verdad) sino que, además, era un sensacional futbolista tranquilo, sereno y líder por antonomasia natural; lo cual despertaba la curiosidad de todas ellas. Siempre callado y reservado hasta el límite de lo normal, cuando me ponía las botas, me las ponía de verdad. Pero nunca fui de esos que van pregonando quiénes son las que nos conquistan ni quiénes son a las que enamoramos porque esos que lo dicen es cierto y verdadero que no se comen jamás una rosca con las verdaderamente guapas, atractivas y sexys.
Las 3 veces por Jesús.
No me refiero a ningún Jesús cualquiera sino a Jesucristo. Un total de 3 veces consecutivas (durante 3 años seguidos) he participado en la carrera de fondo “Últimas Noticias” de la ciudad de Quito (Ecuador) que resulta muy dura y exigente para cualquier atleta. Y las 3 veces he terminado la prueba y he llegado hasta la Meta en el Coliseum Atahualpa mientras muchos abandonaban la prueba totalmente exhaustos y faltos de energías. Pero lo más importante para mí no fue haber terminado la prueba, ni tampoco lo que hicieran los demás competidores, sino que en las 3 ocasiones lo hice con una camiseta blanca que llevaba grabada, a la altura de mi corazón, la frase titulada “Jesús Vive” para que el mundo entero se enterase de que no sólo soy un cristiano sino que soy un cristiano verdadero. Incluso muchos “hermanitos” de poca Fe me recomendaban que no llevara la frase “Jesús Vive” porque podría ser peligroso o contraproducente si fracasaba en el intento. Por supuesto que nunca les hice caso a los de la poca Fe, que nunca hago caso a los de la poca Fe y que nunca haré caso a los de la poca Fe. No me importa lo que hagan los demás cristianos sino lo que dijo Jesucristo: “Todo quien me confiese delante de los hombres yo también le confesaré delante de mi Padre que está en el Cielo”.
Bochorno del 14.
Exactamente agosto del 2014 después de Jesucristo. Nunca jamás en mi vida he pasado tanto bochorno como ahora. No llueve en toda la Región de Murcia, o por lo menos en Molina de Segura, ni una sola gota. No llueve ni sacando en procesión a todas las estatuas de vírgenes y santos de toda Murcia. En Molina de Aragón nos estamos asando vivos. Menos mal que a partir de las 8 de la noche sopla una miaja de viento que nos refresca. Aguantamos el bochorno general y sobrevivimos por Fe. Sólo falta que nos pongan encima de una parrilla y nos doren bien dorados. El sudor no sólo chorrea por la frente sino que se pega a la ropa y nos hace caminar lentamente. Esta lentitud es desesperante pero es lo mejor que se puede hacer para resistir con las fuerzas intactas. Estamos esperando a que llegue la normalidad con el mes de septiembre y que volvamos, en octubre, a las actividades que tanto me atraen: Senderismo, Café Tertulia, Taller de Lectura y hasta es posible que me apunte al Teatro. No sé si será el calor que me está derritiendo la sesera (aunque lo evito con la gorra de “American made in Ireland”) pero quizás me atreva a apuntarme al Teatro; aunque solamente sea por lo de guionizar algo novedoso que esté relacionado con este bochorno general. Te duchas y a los pocos minutos estás como un bogavante dentro de la paellera. Espero que esta noche sea tan fresca como para seguir resistendo estos termómetros de 40 grados bajo el sol. Recuerdo la novela de ciencia ficción “Nada nuevo bajo el sol” (1907) de José Antonio Suárez. Pero lo que pasa es que este calor, este bochorno y estos sudores no tienen nada de ficción sino que son reales. Cierro mi Diario antes de que las teclas de mi computadora se disuelvan junto con mis dedos. Estoy sudando gota a gota como un torrente. No soy Torrente Ballester por cierto sino torrente nada más.
A pesar de que perdimos.
Época de Pitufos Fútbol Sala. Primavera. Pabellón del Barrio del Pilar (creo que fue en el Barrio del Pilar aunque no puedo afirmarlo del todo porque pudo quizás haber sido en el Polideportivo del Barrio de la Elipa pero, dicho sea de paso, siempre me ha ido bien con las Pilares que he conocido hasta el día de hoy). Cancha cubierta. En el segundo piso. Tenemos un rival que, poco más o menos, es similar a nosotros. Cuando sale el árbitro a la escena nos llevamos la sorpresa de que era una chavala muy guapa y que estaba muy buena. No nos importó ese detalle más allá de lo normal. Andrés y yo hicimos algún pequeño comentario no machista sino de admiración. A la hora de jugar nos olvidamos de quien nos arbitraba.
Y yo pensando…
El 8 es un número primordial, de los de solo una unidad, para mi desarrollo personal. Fue a mis 8 años de edad cuando comencé a pensar que había mucho más mundo que el que se circunscribía a eso de estar callado en al aula de Primaria. Lo primario era lo original y lo original era empezar a saber que ya estaba ligado a mi Destino y mi Princesa era ya el centro principal donde seguía reuniendo todos mis poemas mentales. Yo mantenía el ritmo como “estudiante de fondo” mientras las redacciones escolares formaban ya parte de mi expresividad. Para tener tan sólo 8 años de edad era más que suficiente.
Nuevo Cuaderno: En la profunda Albania.
Desde Durrës, donde hemos desembarcado sin más incidencia que la pérdida de unos kilos por la falta de buena alimentación, Federico y yo hemos continuado, en un autobús viejo, destartalado y lleno de hombres y mujeres que, con mirada aviesa, nos escudriñan como queriendo saber de dónde venimos y de qué planeta de la Galaxia nos hemos caído, pasando por Vorë, Rinas, Krujë, Burrel y Fushë-Muhur, hasta terminar en Peshkopi, con todos los huesos de nuestro cuerpo crujiéndonos más que el sillón donde se mecía mi abuelo en tiempos de cuando la guerra. Para ir más cómodos hemos decidido venir con alpargatas.
La feria de las vanidades.
Es una de las instantáneas fotográficas más conocidas de mi primera infancia. Feria de San Isidro en Vallecas City, por aquel entonces la “ciudad sin ley”, que amenazaba con derribar a la burguesía madrileña como si fuesen “castillos de naipes”. Efectivamente, aquello era la feria de las vanidades de los que ansiaban aparecer siempre en el primer lugar de los coches. Asomando mi cabeza desde la segunda fila pude comprobar aquel mundo abigarrado de personajes de novela costumbrista o “novelón” de suelos fregados con zotal y la bayeta como reivindicación.
La copa de Fausto.
La copa de Fausto ya está sobresaturada. ¡Tantos sorbitos coperos y no coperos no son buenos, amigo Fausto! Fausto es un buen muchacho pero le falta esa fe en sus posibilidades que sólo poseen los vencedores. Por eso muchas veces se ahoga en un vaso de agua. Cree que es imposible lo de IMG. Cree que a los metales no se les puede brindar una elegía. No son buenos tantos sorbitos coperos y no coperos, Fausto. No es cuestión de claudicar y de tirar la toalla cuando sólo hemos comenzado a caminar. IMG puede ser metal pero puede ser elergíaco brindarle un poema inmemorial.
Villa o Slada.
Cuerpo a cuerpo y sin mentiras. Villa o Slada no son enemigos de importancia para mí. Ni Villa ni Oslada van a frenar mi carrera hacia la cima. Vengo de la Cima y volveré a la Cima. Ni Villa ni Slada me van a frenar el ascenso. Ninguno de los dos me preocupa en absoluto. O quizás sean la dos caras de un mismo rival. No importa. Todos los “guaperas” que se parecen a “Roberto Alcázar” siempre me parecen lo mismo: solapados falangistas que buscan ligar con las más inocentes. Pero yo no estoy para embustes ni subterfugios. Una vez que María Jesús se fue a otro destino prometí que volvería para medirme contra él. Supongo que las medidas de cada uno son el reflejo de la conducta de cada uno. Por eso voy a volver.
Verano caliente.
Acabamos de estrenar piso y barrio. Casas militares de Pizarra. Mundo abigarrado de adolescentes soñando las primeras incursiones en esos mundos del deseo que comienzan a perfilar nuestros destinos. Las chavalillas sexys han puesto de moda los pantaloncitos cortos mientras nosotros tres seguimos marcando el ritmo. Al ritmo del “Verano Azul” va desfilando este verano caliente donde lo mejor que se puede hacer, para calmar la sensación, es bajar a la tienda de Bernardo e Isabel a ver si cae algún helado que otro. Caen. Pero el Boni y el Maxi pagan factura teniendo que despachar pipas, caramelos y chuches. Yo disimulo mi presencia paseando por la ribera del Manzanares mientras me parto de risa viéndoles despachar y las chavalillas sexys se me quedan mirando y pensando que soy algo así como un sinvergüenza o, lo que es todavía más excitante para ellas, un golfo salido de una “peli” de las de “Gravemente Peligrosas” (como las tachaban los censores eclesiásticos). ¡Menos mal que los curas han pasado ya de moda y las chavalillas sexys -tipo Zapata por ejemplo- se han vuelto yeyés!.
Los Cuatro Trampolines.
Es el día 8 de enero de 1961 y acabo de cumplir los 12 años de edad. Cada uno empieza a ser cada uno y me despego del Emilín con la experiencia de haber cumplido mi etapa en el Lope de Rueda y comenzar con la Academia Altamira sin contar con su ayuda para nada. Cada uno tiene su propio trampolín. Recuerdo que hoy el alemán Helmut Recknagel, en la localidad austriaca de Bischofsofen, se ha convertido en vencedor absoluto de la prueba de esquí de los cuatro trampolines. Como cada uno tiene su propio trampolín ha llegado la hora de buscarse la vida cada uno de nosotros como Dios nos dé a entender. El Emilín comienza a llevar todas las papeletas para terminar por trabajar de botones en Cointra Camping Gas después de andar vendiendo las Biblias de Jesús García Siboni por las calles y si no demos tiempo al tiempo para ver que va a ser verdad (la culpa la tiene él por no hacer caso a los consejos de papá). ¿Y qué son, en el mundo deportivo que empiezo a desarrollar, los cuatro trampolines?
Chistes Gráficos Sociedad Limitada.
A lo largo de mi vida cultural he tenido algunas épocas en que he puesto en práctica el arte de los chistes gráficos. De manera personal e independiente, recuerdo todavía algunos de ellos que se iniciaron en mi infancia y mi adolescencia. Por ejemplo “el del fútbol” (Lope de Rueda) o “el del tomate” (Cerros Verdes). Pero también tengo otros que pertenecen a mi juventud. Por ejemplo “el de Moncloa” (Tándem), “el de la oficina” (Tándem o Cigarra y Saltamontes), “el de los postes” (Tándem) y “el de la pistola” (Casa de Campo) sin olvidar “el cristiano” (BHA) entre otros que ahora no rcuerdo. Cuando pienso en todos ellos (siempre cargados de “denuncia social” contra los hipócritas sociales y los ideólogos de chichinabo) me entra tal ataque de risa que no puedo más que pasar olímpicamente de todos ellos.
Rosario de los Dolores,
¿Por qué te tienes que marchar si ni tú ni yo lo deseamos? Sale el Sol. Nace la Luz. Me acerco a ti y de doy el beso de la despedida. Pero no sufras pensando en mí. Abre los ojos y mira. Estoy siempre junto a ti, estoy siempre junto a ti; no es lo mío ninguna huida. Que si marché no fue por deseo, que marché por necesidad; para ser un viajero, para ser un viajero, que de pueblo en pueblo va sembrando gorriones grises que hablan de Amor y Paz. No sufras más por tu hijo que se puso a caminar porque Dios así lo quiso; pero voy a regresar a darte un beso en la frente antes del viaje final.
Chiste.
Victoria (pensamiento)
Una vez una mujer me dijo…
Una vez una mujer, mucho más “vieja” que yo, me dijo: No creo para nada en esta vida porque estoy fastidiada por todos los lados; me niego a traer hijos a este mundo, Dios no existe y después de todo no hay nada.
Mantuve la calma y le contesté: “Si tan fastidada estás por todos los lados y el valor de la vida no es nada porque no existe nada después de la vida y estás sufriendo tanto y tan desesperada estás ¿por qué deseas seguir viviendo y no tomas la decisión de sucidarte y dejar que los demás querramos vivir porque creemos que merece la pena creer que luego hay vida eterna? Entre creer en la Nada como tú predicas prefiero creer que hay un Paraíso porque así vivo más feliz.
¿Cañoneros o carroñeros?
Como dice García Ferreras, estamos viendo el pulso entre el mito y el hambre. Lo máximo a lo que muchos pueden aspirar es a la indefinición, porque no les queda otra opción que inmersionar en esta debacle salomónica que es mucho más que una apología fotogénica de la globalización “súper star”. Frente a esta encrucijada tan compleja, las presiones suelen concluirse con que han llegado los momentos de las despedidas. Adiós con el corazón que con los vientos no puedo. Es lo que muchos están haciendo ya. Y es que soplan vientos que se convierten en fabulaciones capaces de arrastrar al mito y entronizar el hambre en lo más alto del podio terrenal.
Y además pensamos.
Sucede que la vida discurre por múltiples planos paralelos que, a veces, hasta hallan puntos de encuentro para saber quiénes somos, cómo somos y cómo nos reconocen en nuestras representaciones humanas. Y además pensamos.
No es cierto, para nada, que los cristianos y las cristianas somos, como muchos pendones (y perdón por lo de pendones pero lo son) siguen diciendo, ignorantes e incultos; porque en las filas de los cristianos y las cristianas existen muchos sabios y sabias de los de verdad. Y da la sorprendente paradoja de que quienes hablan mal de nosotros y nosotras no tienen ni la más mínima noción de lo que es la sabiduría y el conocimiento. Paradojas de esta existencia humana donde los necios hablan y los sabios callan. Pensar. Pensar es algo que muchos no saben ni lo que es ni para qué sirve. Y es que el Pensamiento Cristiano es algo que los ignorantes y los necios no conocen porque les falta algo esencial: la capacidad mental suficiente como para ni tan siquiera poderlo vislumbrar. Los faltos de conocimiento, que se las dan de entendidos, ni saben quiénes somos, ni saben cómo somos, ni saben cómo reconocernos. Están faltos de luces para entendernos y, además, el apagón general que sufren en sus facutades de discernimiento, les hacen vivir una existencia sin sustancia alguna y que no sirve de provecho para los demás ni tan siquiera para ellos mismos. Son los ateos que hablan como si fueran dioses cuando, una vez analizadas sus vidas, sólo son vanidades vacías únicamente producidas por una palabrería de cacatúas que ni ellos mismos entienden a la hora de la verdad. Cuando hablan de nosotros y de nosotras, sólo se dedican a la lucubraciones sin sentido, al insulto sin personalidad alguna, a la nada existencial que ellos tanto predican en sus tochos panfletarios. Los cristianos y las cristianas somos sabios, tenemos cultura y además pensamos.
Templanza y voluntad.
Francis Bacon decía sobre la templanza: “La virtud de la prosperidad es la templanza; la de la adversidad es la fortaleza, que en moral es la virtud más heroica”. Si nos situamos en el epicentro de todos los problemas sociales que nos desbordan el ánimo en la actual situación mundial a lo largo de todo el planeta, sentimos la necesidad de resistir al oleaje de las ambiciones de los poderosos con esa fuerza de voluntad necesaria para infundir templanza a nuestras formas de vida. No es lo mismo pedir que los poderosos tengan compasión de los necesitados que pedir a los necesitados que tengan deseos de seguir viviendo. ¿Hasta dónde llega el límite de la resistencia?
El poder es siempre el poder
El poder es siempre el poder
aunque a veces venga sonriendo
Mario Pires
Maldición Poeta
La mirada infinita.
Hay estrellas que se van pero nunca desaparecen. Sus presencias son partes alícuotas de nuestros sueños. Desde que tuve 10 años de edad siempre me he preguntado ¿por qué seré poeta? Posiblemente las miradas de esas estrellas, cuyo significado es la infinita interpetación de sus misterios, sean porcentajes muy elevados para la respuesta. Se ha ido Lauren Bacall quizás para encontrar el porqué de su mirada infinita. Silbo mi canción de los años que no han pasado en mi corazón. Magia maravillosa para jugar con la sombra de la flaca presencia. Memoria para recordar. Sí. Eso es. Tener o no tener una mirada infinita. Mi Princesa es eso pero mucho más. 10 años me bastaron para descubrir ciertas verdades de las mujeres del futuro. Y es que no fui un niño prodigio sino el prodigio de un niño que traducía las miradas de Lauren. Hasta que lo infinito de su mirada se convirtió en la que yo buscaba.
El Juicio de José (Teatro).
Mesa preparada para desayuno. Vajilla y cubertería con cierto lujo característico de la clase media-alta. Reloj de pared. Buena luz. 5 sillas alrededor de la mesa. 4 personas sentadas. Están desayunando. Son Anita, Tania, Jaimito y Leandrita. El que falta es José.
Anita.- Apúrense niños. Dénse prisa o llegarán tarde al colegio. ¡¡José!! ¡¡José!! ¡¡Que se te pasa la hora!!
Voz de José.- ¡¡Ya bajo Anita!! ¡¡Es esta dichosa corbata que me regaló tu mamá!!
Anita.- ¡¡No eches la culpa a mi mamá y baja rápido que se te enfría el café!!
El Juicio de José (Teatro). Escena Sexta.
Se encienden, repentinamente, la Luz Blanca y la Luz Azul. José está en la camilla. Entran, nerviosas, Anita y Tania. Levantan la sábana y al ver muerto a José comienzan a llorar.
Anita (Sollozando).- ¡José! ¡José! ¡Despierta, José!
(Tania abraza a Anita para consolarla)
Anita.- ¡No puede ser verdad que José haya muerto! ¡No puede ser verdad! ¡¡Dime que José no ha muerto, Tania, dime que esto es sólo un mal sueño!!
(Tania mueve negativamente la cabeza)
Anita (soltándose del abrazo de Tania y dirigiéndose, de manera brusca, hacia la Luz Azul).- ¡¡Dios mío!! ¡¡¡No es verdad!!!
El Juicio de José (Teatro). Escena Quinta.
Aparece Andrés, un antiguo amigo y compañero de trabajo de José, caminando cabizbajo, con un maletín en la mano y muy lentamente hacia la infernal Luz Roja mientras suena, con golpes de bombos, La Marcha Fúnebre de Chopin.
José (Saliendo al encuentro de Andrés mientras deja de sonar la música).- ¡Andrés! ¡Qué sorpresa verte por aquí!
Andrés (Desganado).- Hola, José…
(Andrés sigue, sin embargo, caminando lentamente hacia la Luz Roja y sin levantar la vista del suelo mientras vuelven a resonar los sonidos de los bombos)
José (Dejando de sonar la música).- Pero… ¿qué estás haciendo?… ¿sabes hacia dónde vas?…