Cuando Angeline Castell Rouge, José Roberto Ortero de Jumilla y Alain Marlon Brandy Delon llegaron al Café de Nueva Atenas salió a recibirles, en persona, Charles Saura Renoir que, por cierto, era descendiente de españoles por parte de padre pero su madre era pariente lejana del pintor Renoir. Charles se fijó en el bellísimo rostro de Angeline.
– ¡Dios mío! ¿Es posible que tanta belleza se digne venir a cenar aquí?
Le atajó, directamente, José Roberto.
– No solo es posible sino que es verdadero.
– Ante esta belleza sólo se puede pensar que merece la mejor mesa del Café.