– ¿Da su permiso, Jefe?
– Pasa, Raymond, pasa. Puedes sentarte sin tanta ceremonia inútil.
El sargento Raymond Pollain Quentin se sentó frente a su Jefe Alain Marlon Brandy Delon.
– ¿Me necesitaba para algo, Jefe?
– ¡Escucha bien, Pollain! ¡Hoy no es mi día ni tampoco es el tuyo! ¿Entendido?
– Bueno es saberlo, Jefe.
– ¡Pues entonces deja de llamarme tantas veces Jefe y hablemos como dos amigos!
– Es que yo sólo soy sargento y usted el el Jefe Inspector Superior.
– ¿Estás buscando que te meta un paquete? Porque si quieres que te meta un puro te meto un puro.