Doscientos veintiuno fueron los momentos
que viví en tus miradas
envuelto en el éxtasis
de toda tu alborada.
Eran los lexemas
en forma de palabras,
incógnitas directrices
que me llegaron al alma.
Y en medio de la noche,
envuelto en tus miradas,
dosciento veintiuno sueños
quedaron en mi almohada.