Tenía mucha sed de madre,
mi tristeza no cedía,
deseaba con toda el alma,
que acabara mi agonía.
Lo que yo no percibía,
es que ya estaba muy cerca,
el día que la vería.
Un día el señor Ramón
me llamó con insistencia,
“Sígueme y no tengas miedo
que te espera una sorpresa”.
No me lo podía creer,
tras esa puerta de rejas
a mi madre pude ver.
Intente darle un abrazo
y la puerta lo impedía,
en esa cárcel de niños,
visitas se prohibían.
Aquella puerta de rejas
nunca la pude olvidar,
ya que fue la que impidió,
poder mi madre abrazar
Y mi madre me entregó
bocadillos de membrillo,
aquello me supo a gloria,
mi estómago agradecido.
Ramón le dijo a mi madre,
que el tiempo se había agotado,
que el encuentro coincidía,
con la hora del rosario.
Cuando íbamos a misa,
y aún no estando autorizado,
mis hermanas traían pan,
del que ellas se habían privado.
Aun hoy yo lo recuerdo
y les estoy agradecido,
cómo niñas tan pequeñas,
compartían su pan conmigo.
Aunque estaban prohibidas,
visitas de familiares,
nos visitaban los curas
los domingos por las tarde.
Nos agrupaban en grupos
para aprender religión,
ya que según su doctrina,
nos debemos a un gran Dios.
Al final fuimos cambiados,
para un nuevo pabellón,
donde mejoraba un poco,
nuestra nueva situación.
Aparte de estas mejoras
las torturas no cesaron,
y por muy poco motivo,
nos pegaban dos guantazos.
En la nueva residencia,
lo que más benefició,
entre otros “privilegios”,
fue la escolarización.
A partir de este momento,
los que caíamos enfermos,
además de medicinas,
teníamos derecho a médico
Y la mejora más grande,
fue que cada quince días,
yo podía ver a mi madre.
A mí aquellos quince días,
se me hacían interminables,
y disponía de una hora,
para disfrutar mi madre.
Teníamos que tener cuidado
por la disciplina tan estricta,
ya que por poco motivo,
te dejaban sin visita.
Siempre le pedí a mi madre
amargamente llorando,
que si en verdad me quería
me sacara del calvario.
Y ella muy triste expresaba,
que algún día me sacaría,
pero que por el momento,
los medios se lo impedían.
Gran parte de aquellos niños
nunca recibían visita,
habían perdido a sus padres
en esa guerra fatídica.
La comida de mi madre,
una parte requisaban,
para dársela a los niños,
que nadie los visitaba.
En la nueva residencia
teníamos una capilla,
no haría falta desplazarnos,
para poder oír la misa,
Para mi fue negativo
y me invadía de tristeza,
ya no vería a mis hermanas,
igual que en la Iglesia vieja.
Sólo a dos meses de clase,
yo ya sabía escribir,
este niño es un prodigio,
decía el señor Valentín.
De aquellas las asignaturas,
la de más valoración,
siempre fue la religión.
Los niños más aplicados,
en temas de religión,
aquel mismo año tendrían,
su primera comunión.
Fue un examen muy estricto,
donde todos no aprobaron,
creo que tuve mucha suerte,
y hasta me felicitaron.
Deje mi tristeza atrás,
mi moral subió muy alta,
haríamos la comunión,
donde estaban mis hermanas.
Estrenamos ropa nueva,
camisa y un pantalón,
aquel día para nosotros,
fue todo satisfacción.
Después de la comunión,
regresamos muy contentos,
y al llegar nos encontramos,
con un suculento almuerzo.
A todos nos recogieron,
la ropa que nos compraron,
ésta tendría que servir,
a otros que no aprobaron.
Cuando más falta me hacía,
me privaron de mi madre,
sólo recibía castigos,
y nunca me quiso nadie.
Los días se sucedían,
la tristeza me invadía,
ya ni siquiera lloraba,
pues lágrimas no tenía.
En mi corazón de niño
sólo reinaba ansiedad,
al no poder encontrar,
el amor y libertad.
Y el tiempo había transcurrido
pero yo no percibía,
que en esa cárcel de niños,
me quedaban pocos días.
Qué grande fue mi alegría,
cuando pude caminar,
sin tapias que lo impedían.
Mi madre nos inculcaba
tendríamos que mentalizar,
que donde nos dirigíamos,
solo existiría pobreza,
y falta de libertad.
Hola diesel, te doy las gracias por tu comentario y tengo que decirte que no merezco tanto honor por tu parte, como le he dicho a ismael solo se trata de ser persistente, tener tiempo y paciencia, de otra parte decirte que me alegro de haber encontrado un amigo ya que si conoces mi historia somos amigos conocidos, saludos afectuosos Alborjense
Hola Onlythebestones, muchas gracias por tu comentario y tengo que decirte que si que sabe a popular ya que yo soy de pueblo, saludicos Alborjense
Tu biopoema (me invento esta palabra para describirlo porque tengo necesidad de ubicar tu talento) es realmente sobrecogedor. Si, Alborjense, conozco tu libro Cicatrices del alma. Eres fuerza viva y transparente que llamas al pan pan y al vino vino con una sinceridad aplastante. Y a eso se le llama capacidad vorémica. Como dice Ismael estás lleno de sencillez y hondura.
Conmueve la fuerza de la historia. Simplemente esto, engancha.
Además, la forma, el pareado, esta muy bien usado. Le da un aire cercano y popular. Sabe a letras del pueblo.
Bravo. ¡plas,plas,plas!
La verdad que para contar una historia en versos cuesta un poco porque tienes que contar todo rimando, pero si eres persistente y dispones de tiempo y paciencia lo consigues, yo opino que solo se trata de proponerse las cosas y al final lo consigues, te agradezco tu comentario Ismael y te mando saludos afectuosos, Alborjense
Es muy original contar la historia de esa manera, sobretodo al haber tantos versos: eso necesita talento… Me reafirmó en lo que dije la primera vez, no es muy común pero tu voz es sencilla y directa. Un saludico.