Nota inicial: Diesel y Sancho son la misma
Resulta que iba yo paseando (solterito y sin compromiso alguno de momento) por un parque de una ciudad de cuyo nombre no puedo acordarme (pero que no era de La Mancha para no plagiar a Cervantes) con unos amigos míos (ella y él) que formaban una parejita de recién casados muy felices y contentos cuando, de repente, saliendo como un escopetazo de detrás de unas matas de gencianas, nos asaltó una adivina de raza caló. Me llamo Genciana, guapo, y soy vidente. Lo acierto todo. Deja que lea las líneas de tus manos para predecirte el futuro.
No creo en las líneas de las manos para predecir el futuro. En las únicas líneas que creo, para eso, es en las del metro, las del autobús o en todo caso la aéreas. Bueno, pues si tú eres tan incrédulo que no crees en mis facultades adivinatorias deja que lea las manos de tu preciosa esposa (mi amiga iba en el centro y a los lados íbamos mi amigo, que era el verdadero esposo de ella, y yo, que sólo soy un amigo nada más y nada de amante por si acaso…). ¿De verdad eres vidente?. De verdad de la buena (como dice el anuncio de la televisión). Pues bien… entonces ¿quién es mi esposa?. ¡Ese bombón que tienes a tu lado!.
¡Que Santa Lucía te conserve el oído porque lo que es la vista, gitana Genciana, la tienes más despistada que un elefante en una cacharrería!. ¿Y usted es adivina y adivina todo con una simple mirada?. Bueno… guapo… ¡una equivocación la tiene cualquiera!. ¡¡Una equivocación la tiene cualquiera que no sea un vidente clarividente y menos de ese tamaño!!. ¡Ozú… guapo… qué “saborío” eres!. Es que no sólo se equivoca en decirme que soy casado (porque en realidad estoy solterito y sin compromiso alguno por el momento) y no sólo se equivoca en decir que mi amiga es mi esposa (cuando es la esposa de mi amigo) sino que se equivoca ¡por tres veces seguidas además! en eso de que soy guapo pues resulta que sólo soy uno más del montón (o sea que soy totalmente prescindible para los cineastas del “Jolybud” norteamericano).
Genciana… frótate los ojos con una infusión de gencianas que son plantas muy buenas para la vista (esta pobre criatura no tiene ni idea de que la genciana es buena para el estómago, los problemas del aparato digestivo, las gastritis, las úlceras estomacales y la limpieza de gusanos del intestino pero nunca para los ojos). ¡Hay que ver!. ¡Sí!. ¡Hay que ver qué cosas pasan con los evidentes videntes clarividentes!. Como para fiarse de quienes confunden músculos con moluscos.
No contenta con estos “fallitos de ná” (como dice ella) se atreve a pontificarme que ve en mis ojos que voy a hacer muy pronto un largo viaje. ¡Me deja estupefacto!. ¡Qué hacha!. ¡Acertó!. ¡Dentro de 20 minutos tengo que hacer un viaje en metro desde la Estación de Bellvitge hasta la de Santa Coloma y son hasta 20 paradas las que hay de por medio!. El caso es que os fiéis sólo de las líneas de metro para recordar, por ejemplo este es mi caso, de que estoy en la ciudad de Barcelona. O en las líneas del autobús. Y, en su caso, en las líneas aéreas para saber cual es vuestro destino si queréis visitar la capital de Colombia… pero ¿las líneas de la mano?. ¿Qué diantres tienen que ver las líneas de nuestras manos con nuestro futuro?.
Bueno, yo también tengo buenos sentimientos y no soy tan inflexible como dice Grekosay. Y me da pena tantos fracasos seguidos de esta evidente vidente clarividente. Te doy otra oportunidad. Te creeré si me dices de dónde soy nativo. Háblame un poco con tu voz natural. Pero… ¿no eres adivina?.. Sí… pero los adivinos necesitamos, de vez en cuando, ciertas referencias. Le hablo durante un par de minutos sin parar. Ella escucha atenta y…. ¡ya está!… ¡Eres vasco!. ¡De Bilbao o Vitoria!. ¡Pero seguro que eres del Norte!. Me deja de nuevo estupefacto. ¡Acertó!. ¡Por fin acertó!. Soy del Norte… ¡pero del Norte de Cuenca!.
Bueno… ten en cuenta que los videntes también somos humanos y nos podemos equivocar de vez en cuando. ¡Naturalmente!. ¡Está clarísimo que los evidentes videntes clarividentes son humanos!. ¡Tan humanos que no sólo no lo saben todo sino que yo aseguro que no saben nada de nada!. Si crees en ellos te puede pasar lo que le sucedió a otro amigo mío (no éste que me acompaña hoy junto a su esposa y que está siguiendo, atónito y con total atención, todo lo que está ocurriendo con la vidente Genciana) que consultó a un vidente (africano de Nigeria por más señas y en la ciudad de Málaga) que le aseguró, afirmó y confirmó que tenía una salud de hierro cuando resulta que está asegurado, afirmado y confirmado que es asmático sin remedio alguno.
Y pensar que la Genciana tiene una multitud de clientes que la admiran y acuden todas las tardes a este parque para que les lea el futuro en las líneas de sus manos… y luego nos quejamos al guardia de la esquina de enfrente que nos han estafado con el timo de la estampita. Por cierto el evidente vidente clarividente africano de Nigeria, en la ciudad de Málaga, también tiene una amplísima clientela. !Ver para creer!.