Érase una vez un topito de hocico respingón y carita de ángel, que le llamaba “Pepe”, Como todo buen topo tenía su propia madriguera que él, pacientemente, había ido convirtiendo en un verdadero laberinto de pasillos secretos. Aquel topito tenía unas características diferentes a los demás, que eran Viejos Topos semiciegos y semisordos. Como no veían más allá de sus narices, los Viejos Topos nunca descubrían los pasillos que construía el pequeño Pepe.
Un día entró en la guarida de los Viejos Topos, que estaban celebrando una Reunión General donde se encontraba el jovencito Pepe. Resulta que la conejita se llamaba Lulú y era la conejita más linda que habían visto los semiciegos y semisordos Viejos Topos.
La linda conejita Lulú comenzó a jugar con el jovencito topo Pepe y éste la invitó a conocer sus laberintos secretos.
– ¡Esto es una verdadera vergüenza! –protestó el Viejo Topo Mayor cuando se cercioró de la ausencia del topito y la conejita. – No sólo se pone a hablar con la conejita sino que se marcha con ella vaya Dios a saber dónde
Todos pensaban que el topito Pepe se había vuelto un rebelde sin causa o que había enloquecido sucumbiendo ante la linda conejita.
– ¡Esta conducta no se debe admitir! –seguía protestando el Viejo Topo Mayor.
Todos los demás topos sólo callaban y meneaban la cabeza de un lado para otro acompañando a las iras del Viejo Topo Mayor.
-¡¡En cuánto vuelva ya le ajustaré yo las cuentas a ese malcriado.!!
Todos seguían guardando silencio.
– !!!Es un rebelde sin causa!!1!. ¡Un desalmado!. ¡Un desagradecido!. !!!Y encima se ha ido con la linda conejita!!!
Mientras vociferaba cada vez más el Viejo Topo Mayor… el topito “Pepe” había enseñado todos los laberintos de su vivienda secreta a la linda conejita Lulú que, rápidamente se dedicó a decorar las paredes, poner cuadros de adornos y adecentar el lugar para hacer de todo ello una preciosa vivienda.
Nunca más volvió el topito “Pepe” a aparecer ante los Viejos Topos porque… resulta… que el joven topito era un joven conejito disfrazado. Y ambos, los conejitos Pepe y Lulú se casaron y fueron muy felices.