El Siglo XX descubrió muchas maldades que nos deberíamos haber ahorrado. Gran parte de los “líderes” de opinión en los medios de comuicación, sobre todo los más famosos en el mundo de la música y el cine, estuvieron (y desgraciadamente aún muchos siguen hoy en el siglo XXI) enterrados en vida por problemas con el mundo de las drogas. Lou Reed decía en su canción “Heroine”: “La heroína es mi muerte, es mi esposa y mi vida, una dosis en mi vena va hasta el centro de mi cabeza, y entonces me siento mejor que muerto”.
Desgraciadamente, y aún a pesar de lo que algunos digan en sus canciones, la droga sigue matando. John Belushi, uno de los cómicos más admirados de la televisión (programa “Saturday night live”) murió de sobredosis; le llamaban “el payaso de la cocaína”, Robert Downey Jr. famoso por su interpretación en “Chaplin” que le llevó a ser nominado para el Oscar,en 1999 fue sentenciado a tres años de prisión.
Mickey Rourke, Robert Mitchum, Oliver Stone, Christian Slater, y muchos otros tuvieron problemas con las drogas en algún momento de sus vidas.
Uno de los mayores ídolos de los jóvenes, River Phoenix, murió a lo 23 años por una sobredosis de cocaína mezclada con otras sustancias. Se dice que Robin Williams estaba en la misma fiesta en la que murió Belushi, pero que supo huir de las drogas a tiempo. Él mismo había dicho en una entrevista: “La cocaína es la forma que Dios tiene de decirnos que ganamos demasiado dinero”.
Todas las personas que pasan demasiado tiempo siendo admiradas, y siendo elevadas en los “altares” por los demás, frecuentemente pierden de vista su propia estatura, y se creen semidioses. Piensan que no se equivocan nunca, y lo que es peor, creen que sus respuestas siempre son las correctas, porque hay una legión de admiradores que es capaz de idolatrar cada palabra que dicen.
Nunca vemos nada malo en algunas cosas, hasta que es demasiado tarde. Así muchos se ven atrapados en problemas con las drogas, el alcohol, la violencia, el juego y otras muchas cosas, porque el hombre es el único que puede llegar a acostumbrarse tanto a lo antinatural (sus propios errores) como para no aceptar lo bueno.
A muchos les ocurre lo que le sucedió a uno que se acostumbró a andar en su bicicleta con un manillar roto durante tanto tiempo que luego se caía siempre que le dejaban una bicicleta buena. Creía y defendía que eran todos los demás los que “andaban” mal. Jamás llegó a disfrutar de un buen paseo por la vida por creerse demasiado listo.
(Jaime Fernández Garrido).
El problema de la mayoría de los jóvenes de hoy en día es que se creen demasiado listos como para drogarse y después superar la adicción. Es falso. Siempre llega un momento en que no tienen “salida hacia atrás” y terminan en algún callejón oscuro, muertos en completa soledad. O quizás suicidándose colgando del techo de su propia habitación.
Tenemos todos una conciencia. No hay excusa alguna para caer en todos los vicios (sexo, droga, alcohol, juego, violencia, odio, racismo, xenofobia, homosexualidad, lesbianismo, travestismo, bisexualismo, transformismo (que no es lo mismo que Transformación), etcétera… y que luego digan “no éramos conscientes de lo que hacíamos”. También falso. Sí se es consciente (desde que tenemos uso de razón) de que esos actos matan. Y matan de verdad. No es una muerte “imaginada” sino una muerte real.
Con la mentira de que se evaden de los problemas (cosa que no sucede jamás a través de esos vicios) se intentan autoconvencerse de que van a ser inmortales. Sigue siendo falso. La inmortalidad existe pero no es propia de héroes de paja ni de ídolos de barro.
(José Orero De Julián).