Aún recuerdo tu cara,
risueña y juvenil;
tu larga melena,
tu sedosa piel.
Aún recuerdo el lugar
donde cada sábado
quedábamos para vernos;
donde el mundo
cambiaba en ese instante,
donde nuestros labios
se unían ardorosos,
hambrientos de amor.
Y así, tanto tiempo,
felices, ajenos al desaliento.
Hoy, sin ilusión y cansado,
parado en aquel lugar,
el mirar se me ha nublado.
Aún latía en la pared
aquel corazón pintado
con tu nombre junto al mío
que no se había borrado.
Si no se han borrado vuelve a vivirlo… es un bonito poema para reflexionar..
Los recuerdos pueden ser maravillosos y ayudarnos a pasaar malas épocas, un saludo
Dicen que el amor juvenil es el que nunca se olvida.
Bello poema, un beso