En la calle, en los bares, miradas retrógradas simulando una tenue felicidad, evolucionando hacia una hipocresía irremediable, dirigida a todo, a todos.
Un hombre desvaído y embriagado por el aroma de Jack Daniel’s, se acercó bruscamente a una hermosa y delicada mujer, de cabellos rubios y rizados, con siluetas curvadas, ofreciéndole una flor marchita. El hombre pensó que era un ángel, ella, que era un drogadicto terminal, y debido a un mal aliento y de apariencia indeseable, la flor marchita tuvo su tumba en una alcantarilla maloliente, llena de ratas y excrementos. Una lágrima la seguía, lágrima salada de un mendigo desastroso y que lloró de felicidad al ver que la flor marchita revivió con esa lágrima lánguida en el espacio putrefacto.
Desde entonces, tuvo un motivo propio: la creación de la vida a través de sus lágrimas. Con el paso del tiempo, ese ángel a quien le ofreció aquella flor marchita pasó por un hermoso jardín y…
Dejo el final en el aire ya que, todo en esta vida puede y no puede pasar.
Un saludo
“Sin dolor no te haces feliz”, dice por ahi una cancion y se ajusta a tu hermoso texto que pude ver en colores.
Se me ha ocurrido de pronto que alguien pueda continuar tu texto.
Saludos desde el fin del mundo.
cierto Cristal, todo en esta vida puede pasar y la realidad supera la ficción, para nuestro asombro. Me gusta el texto ver cómo hasta de las situaciones negativas surgen cosas positivas de las que nos podemos aferrar. Un saludo a la distancia Cristal!!
Todo es posible amiga, aveces hay que bajar a los infiernos para poder subir a los cielos un saludo