!Cuánto me gustan las tertulias de cafetería!. Deberían ser asignatura vital para los ciudadanos; pues en ellas la variedad de los temas es rica y sabia. Da mucho juego para la verdadera libertad de expresión. La verdadera libertad de expresión y no el falso libre albedrío.
Razono que es mucho mejor una tertulia en la que participen personas de ambos géneros (el masculino y el femenino) porque así se tiene la oportunidad de ser uno mismo y una misma sin ambigüedad alguna…
Se concentran las tertulias de cafetería en el sabio manejo de las opiniones y el silencio para saber escuchar a los demás. Y eso desarrolla una verdadera y sana amistad en la que participan todos y todas.
El hombre y la mujer tales como los creó la Naturaleza (Gracias a Dios) y tales como la razón lo demuestra. Hombres y mujeres, no ambigüos ni ambigüas, con planteamientos serenos, pautados, esperando que surjan las ideas diferentes pero combinadas, hasta así entretejer un verdadero proceso de evolución y progreso humano.
Por eso amo las tertulias de cafetería que hacen iniciar las opinones “idealógicas” que se inician dentro de la libertad de expresión y terminan por ser ideas de la comunicación social e interpersonal al mismo tiempo…
Y yo sigo mis caminos literarios aunque haya a quienes no les guste mi escritura. No es mi caso el responder a los ataques inflamados por la envidia sino que sigo caminando con quienes desean también caminar conmigo en el 000000…
Son los 6 “ceros” del camino de la fe en uno mismo y en una misma.
El primero es la sinceridad. El segundo es la nobleza. El tercero es la bondad. El cuarto es la sencillez. El quinto es la templanza. Y el sexto es la evolución. Un camino de 6 “ceros” pero no a la izquierda sino a la derecha porque a la izquierda está el as (el 1) que lo convierten en un millón… si… ya sabeís aquello de “Yo quiero tener un millón de amigos (y amigas por supuesto) y todos juntos poder cantar”.
!Ay qué lio!. !Las amigas de mis amigos son mis amigas!
“Es propio de hombres con cerebros pequeños embestir contra todo aquello que no les entra en el cerebro” (Antonio Machado refiríéndose a la Intolerancia).