Se entregó profundamente a la lectura. No había ningún otro mundo a su alrededor salvo el silencio… y una espesa nube blanca se apoderó de su cerebro. Una espesa nube blanca que le borró todo el pensamiento hasta dejarle honda y profundamente dormido. Los otros cinco lectores fueron abandonando la Gran Sala Azul espaciadamente. Llegó un momento en que quedó el solo con su hondo y profundo sueño que le hacía levitar…