Digamos que hablo de Ninette…

Digamos que hablo de Ninette y de un tal Monsieur Antoine incitando a Míster Joseph y a Sir Josué Mary a arrimarse más de la cuenta a Ninette. Y digamos que, a todo esto, el lindo Monsieur Diégues sin enterarse de nada de lo que estaba en realidad pasando y pensando que Míster Joseph y Sir Josué Mary estaban deseando a su Ninete. Digamos que, bajo el silencio, Monsieur Antoine mueve los hilos de la “tela de araña” y pensemos, por ejemplo, que Míster Joseph salva a Sir Josué Mary de caer en la trampa y después está a punto de dar el golpe mortal al lindo Monsieur Diégues.

Sólo Jesucristo salvó aquella noche de morir de verdad al lindo Monsieur Diégues de una muerte certera,,, porque Mìster Joseph era, en verdad, un gran conocedor de ciertas artes marciales y tenía su punto de mira ya apuntando y dispuesto a dar el golpe mortal. Pero Jesucristo dijo: !!No, Joseph!. !Déjale vivir y que con el tiempo, cuando tú ya no estés junto a él, se dará cuenta de toda la verdad!”. Toda la verdad consistía en que era Monsieur Antoine Muros Jara el que deseaba a Ninette.

Por eso Sir Josué Mary agradeció a Mister Joseph haberle salvado de aquella trampa ideada por Monsieur Antoine Muros Jara y que hubiese destruido toda la “tela de araña” que éste estaba construyendo para atraparlos. Deudas negras. Deudas negras ya pagadas Sir Josué Mary. Es sólo cuestión de conciencia cristiana nada más. No era broma lindo Monsieur Diégues. No era broma. Míster Joseph estaba, en verdad, dispuesto a darle el golpe mortal aquella misma noche. Pero sólo Jesucristo lo evitó. El asunto es que toda la “tela de araña” se vino abajo y quizás ahora ya sepa usted toda la verdad del “caso Ninette”. Y es que, Monsieur Antoine Muros Jara, no es lo mismo la fibra que la grasa. La fibra significa vigor y energía mientras que la grasa sólo es glicerina y sebo. Y para que la próxima vez, lindo Monsieur Diégues, esté usted más atento de cuidar de su Ninette deje ya el fútbol de una vez, que era lo que tan distraído le tenía que no se enteraba de nada de lo que estaba pasando, y entreténgase por ejemplo, leyendo junto a ella, la obra titulada “El lindo Don Diego” que es de un español, un español de verdad sí señor Don Lindo, llamado Agustín Moreto Cabaña y que pertenece a los Siglos de Oro de la Literatura de España.

Termino. Voltaire decía: “!Aplastemos lo infame!” (Ecrason l’infâme!) palabra con la que terminaba siempre sus cartas a los enciclopedistas y, particularmente, a D’Alembert; porque Voltaire entendia por “infame” todo lo que parecía supersticioso y que, en realidad, era brujería. ¿Se entera ya Don Lindo?. Brujería. Un conijunto de prácticas basado en los conocimientos y la técnica adquiridos por las personas que han pactado con el demonio con el fin de causar un mal, mientras otros, !entérese ya Don Lindo!, hemos pactado con los espíritus para evitar dicho mal. Brujeria usando, digamos por ejemplo, fotografías colocadas entre las páginas de un libro de historia mientras lee instrucciones a seguir en otro libro diabólico. Pues sí. Mister Joseph descubrió las fotografías y destruyó el diabólico libro ante la impotencia de Monsieur Antoine Muros Jara. !La próxima vez, Don Lindo, hágame caso y despierte del hipnotismo antes de que sea tarde para su Ninette!.

¿Qué eran aquellos golpes tan rotundos que escuchaba usted aquella noche, Monsieur Antoine?. Simplemente ejercicios de judoca…

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