Cuando estas viviendo día a día, tratando de olvidar y de mejorar, llega un día en el cual te encuentras con aquella vieja foto y dices: Y al final, tal vez…
Y sigues con lo mismo de siempre, con la misma rutina, con el mismo ritmo de vida, hasta que una noche te encuentras entre un montón de papeles aquella vieja carta, la miras, la tomas, suspiras, y piensas: Y al final, tal vez…
Así pasan los días, las semanas, los meses y cuando al fin parece que ya casi has olvidado, suena en la radio aquella vieja canción que tanto significa para ti, y entonces, sientes latir a tu corazón, el cual se pierde en un recuerdo y te miras al espejo y entonces tratas de convencerte de que: Y al final, tal vez…
Los años pasan y tú has logrado salir adelante, tienes grandes amigos que puedes contar con los dedos de una mano, una vida estable dentro de lo posible y hasta apasible, hasta que una buena tarde de verano te encuentras con un viejo amigo y te recuerda aquellos momentos y también un poco de la nostalgia te invade, y expresas en voz baja, Y al final, tal vez…
Y cuando sientes esa melancolía también te da un poco de alegría y entonces dirás: Y al final, tal vez, te vuelva a ver!
Y al final, el tal vez desaparece, y logras verlo, Lupita. Logras verlo mucho más cerca de la melancolía. Porque la vida es ese conocer que el tal vez se convierte en una verdad.