Nacimos sin querer y en ocasiones por simple “causalidad”. Los frutos de la nada compartimos existencia con los esperanzados, con los que se aferran a su derecho a creer, con los que creen que las razones para creer son suyas, pero se las han dado. Los frutos de la nada caminamos a pie de calle y callamos, porque la vida tiene un profundo sentido de resignación y aceptarla es aceptar la pura creencia de que acabará con nosotros. Me da igual quien sienta unos cánticos celestiales cuando se vaya de aquí; quizá mejor tener un sueño que tener los ojos abiertos. No por escribir desde la razón, se es menos razonable, y mucho menos se olvida uno de la esperanza, del compañerismo, del apostar por los más débiles, de sentir que lo que tu corazón siente puede rebotar en el mío.
Los frutos de la nada no dejan que sus manos se olviden de construir, ni que sus ojos miren los papeles tirados en las escaleras de las iglesias, y recogiéndolos los dejen su papelera correspondiente. En su momento “no llegué a ler tu texto Diesel”, hoy, jugando con el tiempo lo leo y siento que no sería capaz de desmontar tu posible templo de esperanzas con ejemplos de manzanas, de árboles y de gallinas que fueron antes que el huevo. Hasta donde se es capaz de expresar, expreso, sin rencor, pero con el derecho a rebatir ciertos juegos, donde “los frutos de la nada” son existencias útiles y extinguibles, al igual que tú, al igual que los carburantes que contaminan estos cielos cuajados de aviones de guerra.
2 comentarios sobre “ESA ESPERANZA QUE RESPETO”
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Un saludo “frutodelanada”. Yo, ya ves, soy fruto de un espermatozoide de mi padre que fecundó un óvulo de mi madre. Desde ahí soy yo, producto de la naturaleza que Dios creó para disfrute de la Humanidad. Un abrazo cordial.
Tu respeto por esa esperanza te hace ser un “fruto que renace de algo extraordinario”. Tu nick no va con tu forma de ser, con tu persona. A través de tus textos que he tenido el gusto de leer, te muestras como una persona llena de sensibilidad para con los más desfavorecidos y las causas perdidas. No cambies nunca.
Desde este pequeño “Retal” que es mi corazón: Un saludo especial