Prueba y error es mi entorno.
No puedo creer que me ilusione de esta vida
que resulta siempre inconclusa, pues cuando
empiezo a pretender esta,
llega pausadamente el amor con un sabor
deletéreo que interrumpe la cruenta espiral
rutinaria que resulta este simulado destino y
mi idilio se ve engañado por un místico
“continuará…”
Ahora, una mujer llega a este tiempo y espacio
en el que me encuentro constantemente
embriagado por mi fantasía; Escapa con
delicadeza efímera la pasión por vastos
terrenos de pampas y me envuelve inesperado
su aroma a tierra húmeda desatando la mesura
que necesito para desvariar con paridad mis
sentidos trastornados.
No es un contexto en el que pueda llamar mi
existencia “parca”; Son situaciones ajenas a
cualquier orbe que haya conocido, son
momentos previos a la muerte etérea:
momentos previos a su sexo.
Es el instante en el que mi cuerpo deja de
pertenecer a este espíritu que busca estar
libre; permanece quieto y temeroso con las
ideas enjutas y los sentimientos vehementes
a la espera del elixir que beberá de sus rojos
labios.
¿Esperar?
…la expectativa la llevaré junto a mí como aire
que respiro, por cientos de vidas y tiempos,
El hastío de la borrasca soledad la abandonaré
en cada cuerpo que asalte…
Otrora nuestros cuerpos se encontrarán y
formarán una idea clara de lo que seremos.
Buen poema filosófico-amoroso compañero. Me ha gustado esa libertad con la que lo has expresado sin detenerte en cuestiones ajenas a tu sentimiento. Un abrazo.