EL juego ha empezado. Tu con gran hambre voraz saltas a mi débil e indefenso cuello, mientras te sujeto de los cabellos y te lanzo palabras inquietas e inseguras de tener sintaxis, mas sigo haciendo salir de mi boca miles de palabras de diferentes tonos, sílabas, direcciones, conceptos; ninguna concuerda con la otra. La razón desapareció en el preciso momento que me ahogaste con un beso en el vientre.
La verdad es que siento desmayar; mis piernas tambalean, mis ojos no saben hacia donde mirar, las manos ignoran el significado de estar inmóvil, los músculos se han apoderado de mí y tratan de saltar sobre tu sediento cuerpo.
Ah no! No les permitiré gobernarme sin más!
Mi alma se ha sujetado fuertemente a mis piernas y pelvis y han descargado toda su vibra rotatoria y volátil en ellas: lo que ahora puedes sentir no es carne, es aire, agua, fuego, alma; todo abrazando con fuerza tus entrañas rojas e impidiendo la fuga de raíces corporales a la habitación oscura en la que estamos.
Hemos logrado violar al espacio y al tiempo, penetramos en otro sitio que nos permitió refugiarnos como ateridos cachorros. Este lugar es cálido – puedes sentir el aire acariciando nuestros cuerpos calientes- solo esencia natural.
Las palabras que pronunciaba sin sentido alguno han empezado a moverse en el viento para entrar en tus pequeños oídos y enamorarte de mi sangre y mi tormenta.
La lentitud con la que se siente el tiempo correr nos da la paz que otrora buscábamos en espacios sórdidos y ahora la encontramos en naturalezas internas.
Lo único que puedo percibir a parte de nuestra liviana unión es el peso de la cama que se ha volcado contra nosotros en venganza del maltrato y movimientos adustos que recibió; como consecuencia siento tus latidos y los míos corriendo al ritmo de las vibraciones que emiten los murciélagos. La sangre hirviendo trata de explotar la carne y desorbitar los ojos, el tiempo ha empezado a correr salvajemente como el silbido del viento rompiendo contra ramas. Las palabras han empezado a tomar sentido y repetición burda, el alma se desprende y suelta bruscamente el cuerpo lanzando con él maná eterno.
El juego termino…
Oh pasión orgullosa! No me dejes tan rápido después de estar con ella. Necesito de ti para poder sobrevivir solo y sentirme bien acompañado de mi excitación egoísta y temerosa.
Ah! ¡Que grande y omnisciente me siento esparciéndome en este espacio y derramando todos mis jugos en la vida!