A los hipócritas de corazón. A los simples de palabra, obra y emoción. A los cobardes de corazón. A los que en el exterior se tornan mudos por miedo, cuando gritan en su mudo mundo sin tener reparo. A los que olvidan cuando no ven y se consagran como ciegos por el mundo sin serlo…..a ellos:
“Ser hipócrita, simple, cobarde, mudo y ciego no es delito si no se puede evitar serlo, por incapacidad mental o moral. Lo atroz es ser o sospechar que uno es así, y no hacer nada por abrir los ojos. Al menos para dejar de ser ciego por gusto.”
2 comentarios sobre “Diario de un depresivo”
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No me considero nada de lo que apuntas en tu texto, pero si por alguna razón he sentido serlo, me he puesto las gafas para ver mejor la realidad.
Se percibe cierto desencanto hacia esos colectivos y la verdad sea dicha, no te quito la razón.
Bienvenido al club smigo Simulación.
Buena tu reflexión. La mayor hipocresía que existe es cerrar los ojos y abrir la boca para ensalzar lo que no se ve y para callar lo que se debe ver en esta vida. Un abrazo. Otra cosa bien distinta es cerrar los ojos y creer lo que no se ve pero se descubre a través de la Fe. Pero como la Fe es un olvido para muchos habitantes del planeta hay mucha ceguera disimuladora en la actualidad. La pena de todo esto es la falta de acierto que tienen muchos para conseguir una vida en plenitud y de carácter eterno.