Y me miró, o tropezaron nuestras miradas al tiempo que latian nuestros corazones a flor de piel. Solo respiré el aroma que le rodeaba, solo eso y le dejé marchar.
¿Pues que debia hacer ante un desconocido de pelo negro y ojos castaños?
No volveré a saber de él, en la vida. A menos que corra tras el y le diga ¿que?
Si solo me cruzé con el y me enamoró su aura al igual que sentí lo que el sentia. Pero nadie dijo nada fueron solo miseras sensaciones.
En este mundo de cuerdos las sensaciones no importan, hay que mantenerse uno en su sitio. No puedes hacer locuras, ni jugar con el destino a tu antojo. Los dioses del Karma te castigarian.
Asi pues lo dejé marchar viendo como subia al autobus sin apenas mirar atras, supo ser mas cuerdo que yo. En este tiempo de oficinas y cafés con leche y sacarina.
No olvido sus ojos, ni su piel, su menton, sus manos entretenidas en un pequeño reproductor de musica.
Tiempo de prisas, de llantos y amaneceres.
Ya noto el castigo, mirame, sigo sola. Enfermando en malos pensamientos.
Si los dioses juegan, a ello se pongan, pues mis miedos no se dispondran a su merced. Mi destino, mi libro hueco, mis sensaciones banales, mi historia aun por contar. Os la contaré…
Nací similar, mediante maduraban mi piel y mi ser mi entorno cambiaba a otra manera dejandome en una muy denotada posición ante el resto.
Confundí el ser especial con ser menos digna, y conocí entonces los miedos verguenzas y complejos.
Crecí aun mas, lo suficiente como para saber que la vida pasa sin esperar a nadie y cruze un limite que apenas nadie vé… ese fué mi castigo.
Vago en un jardin donde soy capaz de observar podar y regar cualquier planta que se me antoje y ver en ellas reflejadas las conductas de los humanos tan mortales como inconscientes.
Mirame sigo sola, se muy bien que es mi castigo, por no tolerar las normas por volverme en plena calle al cruzarme con un desconocido y ser capaz de decirle… me enamoran tus ojos. Para ver como se marcha con su maletin en este mundo de prisas y palabras.
Castigados en privilegio somos pocos pero algún dia nos consolaremos en la mayor de las dichas como enfermos.
Es muy bueno el texto. Lo suficientemente bueno para hacer pensar profundamente. A veces pensar en cosas así nos sirve para saber que todos los día hay que levantarse, lavarse la cara y ser de nuevo humanos de verdad.