A ti te envío, inefable amigo,
palabras sinceras de acento verdadero,
palabras que en cualquier sendero
te srivan de rocoso abrigo.
Te siento en este caminar contigo
punto de apoyo, un sentir sincero
de pacto silencioso, paz en el lindero
de la meseta amarilleada por el trigo.
A ti te siento en el latir del siglo
valioso defensor del despertar entero
en el pausado andar que yo persigo.
A ti te envío sin mayor sigilo
palabras que anidan de verdadero
corazón de hombre convertido en silo.