Era un árbol solitario, rodeado de muchos otros árboles, pero no era un número, porque no aceptó jamás la palabra bosque. Sabía que su sombra escasa, se pierde entre tanta sombra, y que su sangre se llama savia, pero se sentía humano. Observé una cicatriz tallada minuciosa en su corteza. Un corazón y dos iniciales. Comprendí que a su amparo, los amantes habían engendrado un hijo. Supe que las dos iniciales corresponden al nombre de mis padres. Conocí mi origen, como no pudo con el del universo, Stephen Hawkins.
Y descubrí por qué razón … entre divina e ingrata, me encuentro rodeado de mucha gente, y todavía nunca, pude saber que cosa significa, la palabra pueblo.
3 comentarios sobre “el árbol y yo”
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Te felicito Fabio
Abrazo
Bien Fabio, bien. Es un pequeño relato pero una gran explicación introspectiva de un sentimiento tan profundo… de ese hondo sentimiento que se llama pueblo. Te felicito. Me gustó mucho el orden que has desarrollado en el principio: desde la unidad de un árbol solitario hasta el conjunto del bosque. Después te adentras en la sombra humana y hablas del corazón. Terminas nuevamente partiendo de la singularidad de un origen hasta la pluralidad del universo. De verdad, excelente.
muy bueno, me has dejado sin palabras, muak