“Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección” (frase de Pikabia tomada de Vorem.com). Hablemos de nuestra cabeza. A primera vista la podemos ver de muchas maneras diferentes según el gusto del consumidor. Lo que debemos procurar es que no nos la consuman tanto que la reduzcan al tamaño de un garbanzo nuclear al cual le han quitado su núcleo principal que se llama pensamiento. Si conseguimos salir bien librados de esa amenaza podemos entonces mirarnos al espejo para ver, si una vez indemnes, podemos decir que nuestra cabeza funciona en plenitud.
El proceso siguiente es bañarla en agua, para que se nos aclaren las dudas, y ponerla a secar al sol, evitando que se nos queme definitivamente, mientras intentamos leer algún libro interesante con el cual poder comprobar que nuestra cabeza funciona y, además, funciona bastante bien en la primera observación que hacemos de ella. Es recomendable, acto seguido, una vez terminada la lectura del libro, comprobar si podemos memorizar algún pasaje que otro del libro. Si no lo conseguimos no tiene por qué ser síntoma de que nuestra cabeza esté deteriorada sino que el autor o la autora de dicho libro está realmente trastornado o trastornada (sobre todo si el libro que estamos leyendo son “Las Predicciones de Nostradamus”).
A renglón seguido, y sin salirnos de los renglones trazados por las leyes naturales, si vemos que nos empieza a doler y se nos va a ir la olla de un momento a otro es recomendable, y muy sano para la salud de las neuronas, tomarse un vaso de agua con bicarbonato y enjuagar bien las muelas, puesto que si las muelas se estropean afecta a la base de la cabeza y ésta debe estar siempre bien basada e, inmediatamente, echarse una siesta de 12 a 13 minutos (sin pasarse para poder llegar a tiempo a la cita con nuestra parienta que nos ha dicho que la acompañemos al Supermercado), reposando toda la cabeza completa -si es que es posible hacerla descansar toda entera que salvo excepciones es lo más normal- en unos buenos edredones confeccionados por nuestras abuelas que, aunque estén apolillados por el tiempo que etán en desuso eso no importa ya que no afecta al cerebro de nuestra cabeza.
Si conseguimos despertar a tiempo de que no nos echen una bronca monumental es señal de que la cabeza está funcionando bien pero, para asegurarse mejor, es mejor (y valga la redundancia de decir mejor porque mejor no lo sé explicar) repasar un poco las partes componentes del encéfalo raquídeo que sostiene las neuronas de nuestra cabeza en buen estado de salud. Es saludable asomarse un poco al balcón para que la cabeza se airee con el viento tramontano, solano o el que esté más de moda; pues hay que tener en cuenta que la moda influye mucho en el estado general de nuestra cabeza.
Si no se nos amodorra viendo pasar personas que nos nos hacen ni caso va bien el asunto. Lo peor que le puede pasar a nuestra cabeza, en esos momentos, es que se nos vaya de un lado para otro saludando a todos los transeuntes que pasean por el jardín. Después de eso ya estamos con la cabeza en buenas condiciones como para ir al Supermercado con la parienta.
Después, al llegar los primeros minutos de la noche -cuidado con cronometrar bien nuestra cabeza como para tenerla en la línea equinoccial no equivocada no vaya a ser que nos caiga otra posible bronca por parte de nuestra parienta- es buenísimo dejar que nuestra cabeza tome un baño de luna y si con el baño de luna vemos perfectamente las estrellas es que nos funciona bien. El problema es si no vemos más allá de un par de centímetros de distancia pues entonces podemos darnos con la cabeza un cachavazo con cualquier puerta entreabierta. En ese caso, para mantener la cabeza en su sitio, sujetarla bien con ambas manos y procurad que no se caiga al suelo.
Si no se nos ha caido al suelo es señal de que la seguimos teniendo sobre los hombros y eso es buena señal de que estamos bien de la cabeza para cenar el pescado que nos ha preparado la parienta aunque esté más salado que las salinas de cloruro sódico del Mar Egeo. Si no nos mareamos con el olor del pescado y si podemos pensar es que la cabeza funciona bastante bien a pesar de todos los pesares y aunque le pese mucho al médico de cabecera que está deseando ver que nuestra cabeza no anda bien para recetarnos unos patines que no sé que tienen que ver con la cabeza pero es que siempre es lo primero que nos recetan en caso de que no marche bien la cabeza.
En definitiva. No intentéis cuadricular nunca vuestras cabezas metiendo en ella ideologías de ninguna clase pues luego pasa lo que pasa y perdemos todos la cabeza y nos tenemos que ir al Sanatorio de la Cruz Roja para que nos deseilogicen. Por favor, alimentad a la cabeza no sólo con pescado salado sino con ideas y tendréis una cabeza perfecta, bien redondeada -más o menos porque cabeza completamente redonda nadie tiene por mucho que diga lo contrario ese tal Pikabia- y no intentéis nunca meter la cabeza por el ojo de una aguja de coser botones porque, en ese caso, tendríais que ir al psiquiatra para que os convenza de que es mejor tener una cabeza en buen estado de forma que estar en estado de cabeza bien formada ya que para eso están los pies. Nada más y buenas noches. Que tengáis todos una buena cabeza y que os aproveche un mogollón.