Corazón de fuego corazón sin miedo, alma de ideas, ojos de misterio.
Palabras que destrozan la armonía de la inquietud que adorna la mentira
Pupilas que pretenden nunca cerrar para no dejar de ver la realidad
Ternura implacable, mirada agradable
Soñador inmortal, contemplador de humanidad
Tan apacible tu semblante, implacable tu actuar utópico
Receptor de dolores Emisor de esperanzas
Atado a ideas de libertad que pronto hacen que se olvide de su individualidad
Hombre de corazón extraviado entregado al deber, apasionado con el querer.
Sonrisa inolvidable, insinuante de mundos irreales pero posibles
Raza universal, hombre en vía de extinción
Pues los cazadores voraces, repletos de ambición ansiosos de poder no los dejan nacer Algunas veces Los obligan a perecer, Pero mientras uno de ellos siga creyendo en la posibilidad de lo que hoy nos obligan a pensar im-posible, Esto vivirá y con el tiempo esta especie en extinción pronto se reproducirá como aquel virus que acabe con la enfermedad de nuestra humanidad.
EL CAPITAL
Ecelente Lizeth. Muy bien expresadas las ideas. Solo quiero hacer un comentario: algunos hombres somos “rara avis” pero no estamos en peligro de extinción. Tu texto demuestra una gran sensibilidad hacia la cordura; luego los “rara avis” no estamos locos. Un abrazo amistoso. De verdad que es muy bueno tu texto.