Dejamos Valsaín con el ánimo sereno y placentero de los buscadores de la paz, en dirección hacia Segovia donde tenemos la intención de pernoctar en casa de nuestros amigos Felipe y Asunción, pero antes no podemos dejar pasar la ocasión de visitar San Ildefonso-La Granja; allí, toda la tarde hemos recorrido el Palacio, ese conjunto arquitectónico que es uno de los más representativos de la arquitectura barroca española del siglo XVIII.
¿Quién ordenó el encargo de levantar este monumento de belleza?. Fue el monarca Felipe V y se lo encargó al arquitecto español de origen alemán Teodoro Ardemans, quien fue maestro de otras obras importantes en Toledo y Granada además de escultor y pinto de cámara del rey. Y en este POalacio también trabajaron arquitectos italianos como Procaccini, Subirati, Juvarra y Sacchetti que enriquecieron y engrandecieron con el patio de la Herradura y el patio de los Coches.
Pero a mí lo que más me impresionó son los jardines de La Granja, diseñados por el francés René Carlier como gran émulo de los de Versalles con los cuales se puede felizmente comparar. Y respirando aromas de robles, pinos, tilos, castaños, hayas… árbole ornamentales y frondosos… las 26 Fuentes diseñadas por escultores como Thierry y Fremin. Fuentes con luces maravillosas reflejándose en las limpias aguas y fuentes que hablan de un mundo francés prodigioso coaligado con ninfas y tritones, seres mitológicos, vaporosos caballos, dioses y diosas de la mitología grecorromana hablando con los visitantes de su esplendor real y verdadero. Entre ellas El Canastillo, Las Tazas, Andrómeda, Neptuno, Las Gracias, Las Ranas, Los baños de Diana, La Fama, Las Ocho Calles, La Carrera de Caballos, La siesta, La Cascada Nueva, Los Vientos, Los Dragones y Los Céfiros… todo un manantial de luz y color para traernos a la vista los tiempos de los héroes y los semidioses al mismo nivel que los dioses y las diosas. Un placer para la vista y un remanso espiritual que dejan el ánimo sobrecogido de belleza y fluidez. Cada una de ellas con una historia mitológica completa que se puede leer en todas y cada una de sus composiciones escultóricas, Y así, entusiasmado y lleno de mitología, veo el esplendor de la luna y las estrellas brillando sobre las Fuentes que elevan al aire su majestuosa voluptuosidad de agua y aroma. Y marchamos a Segovia con la sana juramentación de volver de nuevo, una vez más, a contemplar estas cataratas de celestiales divinidades artísticas. Volveré, estoy seguro, a visitar La Granja, lugar además lleno de Historia para el siglo XVIII y XIX de España.