Zigzag de vaivenes bajo los pinares.
Diez, veinte, treinta… varias…
desfilan todas ellas, las procesionarias,
formando hileras de mil grises collares.
Emerge el sol tras los hontanares
y ellas caminan, consuetudinarias,
en busca de anhelos !cómo en la primaria
hacíamos siempre cuando colegiales!.
La Madre Natura les brinda sus cordiales
pregones de luz en forma de verdiales
bailables al son de las candelarias.
Y a un mismo ritmo, con sus primordiales
y flexibles cuerpos, estas singulares
orugas hambrientas siguen cual templarias.