AVE MARÍA PARA ELLAS
Rezo femenino, nuestro
de cada día,
ruega por aquellas,
por las desaparecidas,
por las madres que agonizan,
por las otras,
por nosotras todas,
a las seis en punto…
un Ave María.
Llanto de la viola
hoy, suenas lastimero
cual triste gemido,
mancillado el canto sacro
suplicante exaltación
para la Magdalena conversa,
pues todas las mujeres,
igual que aquella madre,
son virgen, son María,
la elegida, mártir.
Hoy viola, violentada
sollozas la composición
y es cruel mortaja,
una elegía
en cada nota, la vida
una por una, letanía
de aquellas muertas.
Son ellas el rosario aumentado
con innecesarias cuentas,
son misterios
que reclaman rezo,
súplica y plegaria
por su inmolación.
Ave María de las seis
en punto
deja oír el llanto,
el canto-dolor
viola lastimada,
musical, violada,
inerme, indefensa
en sometida ausencia
frente a la omisión,
al absurdo,
venganza encarnada
en violación, agravio
a la Malinche-madre,
sol secreto de luz propia,
claridad-destino,
envidia malsana,
del roedor de huesos
de razón roída
por el desamor.
Son María-Malitzin,
son nota, son cuenta,
son otro misterio,
sacrificio blasfemo
pidiendo más rezos
por las infelices,
doncellez en prenda
del ritual ajenas,
soles-laberinto
se ganan la vida
tan lejos, tan solas
sin más horizonte,
sin alternativa,
pues de turno en turno
hacen la maquila,
cobran y se van de juerga,
cerrando los ojos
en turno de espera
para convertirse
una tarde de éstas,
en nota, en gemido,
en llanto de cuerdas
de la viola triste
del interminable Ave María
y un rosario de horror.
(Por las muertas de Juárez, Chih. en México)