La otra tarde estuve contemplando un atardecer, estuve observando como el Sol lentamente se escondía tras los pocos edificios que bordeaban el mar, como alejándose por el horizonte, chocándose contra el mar y submergiéndose en éste.
Colores rojizos y liláceos bañaban nuestras sombras, iluminaban mis ojos ya cegados por aquello que tanto sueño. Las nubes salpicaban ese hermoso cuadro, dejándose colorear en el cielo, dispersas, mirándose, rozándose…
Me hubiera gustado llevarte de la mano lentamente a ese lugar… Bajaríamos las escaleras que nos llevarían al nivel del mar, allí, a lo lejos… Pensando quizá, que esto no puede ser real…
En esos momentos el Sol empezaría a ponerse, el cielo empezaría a desnudarse y las nubes a bailar.
Quizá nuestras palabras se frenarían en un intento de saborear esos instantes que ojalá fuesen eternos, intentando exprimir esos momentos tan especiales.
Intentaremos hacer lo que hoy no podemos, hablaremos con gestos, con miradas, con roces piel con piel…
Caminaríamos cogidos de la mano, como una pareja más, hundiendo nuestros pies calzados en la arena.
Al llegar frente al mar escucharíamos el rumor de las olas chocando contra la arena firme y mojada, chocando olas con olas.
Miraríamos el mar inmenso ante nuestros ojos, pero no más inmenso que lo que sentimos, no más intenso que los latidos de nuestros corazones en esos momentos.
Nos sentaríamos mientras yo reposaría mi cabeza sobre tu hombro y acariciaría tu mano. Le pediría al tiempo que se detuviera para poder contemplar el atardecer a tu lado, para poder mirarte de una vez a los ojos y que ellos te confesasen en un segundo todo lo que mis pobres palabras son incapaces de hacerte llegar.
Mi voz acompañaría mi mirada, pero sólo para decirte que muero por dentro si te marchas, que te necesito a mi lado, que te quiero…..
Pero no hables, o hazlo… Haz lo que sientas, no pienses. Que el atardecer casi habrá acabado y cerrará el telón de esta historia prestándonos la oscuridad de la noche, regalándonos la invisibilidad de nuestros cuerpos, que en la distancia, serán uno solo.
Esto es para el trozito de cielo que llena mi vida dia a dia…..por ti fabricaria mil atardecedes como este…
Interesante formulación de vida en un atardecer. Muy bueno, Vanesita. Es un deseo de sentirse y sentir al ser amado en medio de la esperanza.