ahora que ya estás en calma

Ahora que ya estás en calma
y llevas, tierna, en tus espaldas
colores y barcos sin destino,
es preciso decirlo,
mar
ta,
-ahora, que asumo que tu encanto ya no me ata-:
recuerdo el azul submarino de tus abrazos nocturnos.

todos querían cambiar su aliento por el tuyo, era inevitable.

como si andaras en Super 8 y mirases con ojos de pecera
el tiempo parecía haberse parado a mirarte también
en aquella época,
incluso ahora.

No pudo ser.
Tu cuerpo y el mío
se unían bajo un nombre premonitorio
anuncio del rumbo futuro que nos precedía:
estancada
e inseparable
marisma.

2 comentarios sobre “ahora que ya estás en calma”

  1. Buen poema Ismael. Tu “marisma” final me impele a enviarte el siguiente comentario (que es un texto que escriví hace años en Vorem: “Buscamos horas especiales para llenarlas de compañía y expresar esos ecos humanos que se detentan como nuestra continua autenticidad y en esas horas es cuando nos presentamos con toda la amplitud emocional y nos desprendemos de todo para regalárselo a los demás. Entonces buscamos en nuestras conciencias hasta hallar algo de vida hacia lo nuevo, algo que compartir con los otros y las otras en este caminar de lo recién surgido al otro lado del vaso de cerveza o de la taza de café.

    En esas horas especiales podemos desprendernos, por ejemplo, de una lágrima que riega la tierra y germina en la materia destellante del sufrimiento ajeno; podemos desprendernos, igualmente, de un verbo que está alojado en nuestro corazón y es paradigma de anhelo cercano enroscado en el sentir de lo humano: podemos también desprendernos de una meditación que simplemente está ahí, surgiendo como hilo enhebrado, para zurcir reflexiones en el alambique de la sinceridad; o podemos convertirnos en filósofos de los adentros en el zaguán de lo imperecedero.

    Buscamos esas horas especiales de estar con otros y con otras para elaborar un tacto paralelo a la sinfonía universal y, al final, las convertimos en marismas de la ensoñación.

Deja una respuesta