Me cobijo en los acentos de tu nombre
para besarte en el silencio de las noches
y, hundido en el sueño de los siglos,
ser hombre del viento y la sonrisa.
Vengo de salir de la mañana
traspasando el aire del atardecer
y siento tu voz dentro del alma.
Ahora quiero sentirte bien adentro
de mis pensamientos donde nadie,
salvo tú, princesa de mis cuentos,
eres habitante del espacio.
Despacio… despacio…
mientras llega del alba la mañana.
Entre las rendijas del momento
te siento…
y cuando el reloj suene distante
presiento…
el instante…
el instante de darte ese milagro
que es la sombra de mi calma.
Cama…
la noche guarda los secretos
y, en medio de esta vida renacida,
diez, cien, mil veces vivida…
soy sencillo y transparente.
Las agujas del reloj siguen cantando
bajo el sonido dulce de las aves
y en medio de las miel depositada
en mis labios tengo tu ternura.
Y perdura…
perdura este aroma de canela
hallada en el camino de mis años.
A fuerza de ser tan joven como quieres
soy tan joven como quiere la madrugada
y después de haber nacido en las noches
del suspiro…
admiro tu estar en mi presencia.
Es la esencia
de las rosas que existen en la estancia.
Si me dicen que navego hacia el destino
de tu boca repleta de poemas
voy y digo al viento vespertino
que soy el que te adivina siempre
mientras camino… camino… y camino…
Un pájaro… una raíz… un hombre
que se ha puesto como nombre
tu voz llenando mi aventura.
Y dejo atrás las huellas imborrables
de un ayer cernido en mi entrañas.
No eres la extraña pasajera
sino quien subió al tren de mis miradas
e hiciste un sitio a mis dolores.
Aquellos otros amores
fueron las frágiles y frias despedidas.
Huidas…
las palomas se quedaron en el viento
del atardecer del sol y de las sombras.
Aquí, tan dentro estoy de tu morada,
que me cobijo con el sueño de tus ojos
y, mirada tras mirada,
siempre estoy en todo este presente.
Ya el resto de la gente
es sólo el recuerdo de la infancia
que, bajo el sol naranja del poniente,
sin estrellas me dejaron el sentir.
Deseo ser siempre este existir
de besos sencillos y sin sombras
y tú me nombras
mientras busco el infinito horizonte
tras el monte,
tras la colina,
tras ese valle verde de la lluvia
que me hace sentirte más adentro.
En el centro
de toda esta dulce andadura
yo no quiero ninguna armadura
para amarte como ama el ruiseñor
y ser solamente ese señor,
joven siempre y siempre joven
que te da el beso de gorrión.
Así es mi canción.
Quererte más allá de ese espejo
que ilumina tu rostro de belleza
y estalla en el lago suspendido
de tus ojos con certeza
de estar siempre en ti dormido
como movido por las dedos de la magia
y amando tu cuerpo a mí adherido.
Claro,intenso,hermoso,aterciopelado,romantico y directo al alma.Justo lo que necesitaba leer en este momento para hacer salir emociones y algunas lagrimitas reconfortantes lagrimitas.Que bellas tus palabras y tu musa amigo Diesel.Gracias
Muchas gracias Lullabi. Siempre he sabido que te gustan los poemas que tienen magia y misterio romántico. Asi que gracias por tus palabras.
Precioso diesel
Un abrazo
Y ESTO SÍ ES POESÍA MARIAN. UN ABRAZO AMISTOSO.