Soy una tuerca, cada individuo es una pieza fundamental que forma parte de este gran mecanismo social que da funcionamiento a la misma, esto es importante, pero ¿hasta que punto?
Queremos que esta gran maquina funcione para proporcionarnos una mejor calidad de vida, para facilitar nuestras necesidades y solventar nuestros problemas. El albañil, el policía, el profesor, el pescadero… cada uno se pone manos a la obra para que los engranajes funcionen y generen productos tales como edificios, seguridad, educación o pescado. Todos trabajamos para todos, por consiguiente, todos obtenemos un producto. ¡Perfecto!
Pero ¿qué ocurre con esto? Vemos a personas estancadas e infelices, que han perdido ilusión, vemos estrés, apatía y depresión, ¿por qué ocurre esto cuando están en este ciclo de producción social y están obteniendo productos? Esta bien ser una tuerca, pero es muy triste pensar que SOLO somos eso. Muchos han olvidado que son individuos, personas,… alguien. Alguien es uno mismo, una consciencia, una fuente de ideas y creatividad, y al olvidar eso, solo tenemos una tuerca. Con esto no quiero decir que abandonemos nuestros puestos de trabajo y bailemos con taparrabos la danza de la lluvia alrededor de un fuego, pero sí deberíamos tomar consciencia de ello y evitar el mal hábito y el condicionamiento social, cuando dejas de ser Javi o Elena y te conviertes en el empleado/a de … Las personas tenemos que tener propósitos, aficiones y aspiraciones, debemos tener juegos.
Uno puede levantarse a las 6 de la mañana y ponerse a trabajar sistemáticamente hasta que suene la sirena y se tenga que ir, y está esperando a que un día encuentre otro trabajo mejor, o esperando a terminar de pagar las deudas y todas las letras, o esperando a que algún día le toque una buena cantidad de dinero y se pegue la vidorra hasta cuanto pueda, esa persona seguirá esperando, y esperando y esperando… Mientras tanto, sigue trabajando, trabajando y trabajando sistemáticamente como un zombie.
Hay que ser un jugador.
Esto consiste en ser causa sobre tu vida y tu entorno, marcarse metas, llevarlas a cabo; crear. En eso consiste el juego. De hecho, la felicidad no es más que la condición continua de metas alcanzadas. Pues ahí esta el truco, muchos han decidido abandonar muchos juegos a lo largo de su vida, y de esta manera, han ido apagando poco a poco el fuego de su propia vida. Mantengamos esta gran maquina social desde otro punto de vista.
Soy una tuerca. Jugamos a algo?
Un comentario sobre “La tuerca y el jugador”
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Perfecto. Opino de la misma manera. Por eso me da a mí por jugar al Mágico Solitario y de esta manera no sentirme tuerca de nada ni tuerca de nadie. El mecanismo es fácil como tú bien dices: Sé tú mismo y esfuérzate en ser tú mismo. El resto depende de que lo hayas logrado o de que hayas abandonado con la primera contrariedad. Si persistes no dudes y si dudas no persistas pero es necesario elegir una de esas dos vías. Jugamos. Queremos jugar. Deseamos jugar. Soñamos jugar. Al despertar, un día, nos damos cuenta de que o has triunfado aunque sea con tu Mágico Solitario o has terminado por convertirte en una tuerca para formar parte de una cadena que produce un producto ajeno completamente a ti.